JOSÉ MARÍA GALIANA MURCIA / La Verdad
Cada uno es cada cual. Matías Tejela, que ahora da la sensación de levantar el vuelo en las postrimerias de la temporada, salió a hombros de los capitalistas, y el torero de Galapagar, que vestía de tabaco y oro, prefirió salir por su pie entre el fervor de sus seguidores.
Llenó la plaza, que no es poco, y eso es un síntoma de que transmite embrujo y admiración. El primer toro de su lote salió de la suerte huidizo, cobró un puyazo y se dolió en banderillas. El matador se fue a los medios y lo embarcó en una tanda, porfiando y dejando una serie abrochada con el de pecho y una trinchera. Cambió la muleta a la izquierda, esbozó dos naturales de vértigo y el toro, que se había quedado un poco crudo, lo prendió por la hombrera dejando un rastro de sangre en la cara.
El toro del Marqués de Domecq sacó genio y se tragó una serie de derechazos. El público se levantó como un resorte cuando cuajó cinco manoletinas a pies juntos, impertérrito, con una frialdad, quietud y ceñimiento que puso al público en pie. Crecido en el envite, José Tomás se perfiló para matar y cobró una estocada caida premiada con dos orejas, en suma, un soplo de aire fresco.
La corrida no fue lo esperado, porque los del hierro del Marqués de Domecq se quedaron un poco crudos y sacaron aspereza.
El quinto de la tarde desarrolló peligro. Se partió la vaina del cuerno izquierdo y el público reclamó el sobrero, sin razón, porque era un lance acaecido en la corrida. Al toro le faltó una puya y derrotó por el pitón derecho. José Tomás no se amilanó, dibujó unas trincheras, cambió la mano izquierda y el del marqués de Domecq se le subió a las barbas buscando el corbatín del torero. fVisto lo visto, lo despenó de media estocada y tres descabellos, saludando desde el tercio.
La concesión de apéndices en La Condomina es subjetiva. No es equiparable las tres orejas que ha paseado El Cordobés que el valor que despliega un torero que se juega, literalmente, la vida.
José Tomás torea con una pureza exquisita, da el medio pecho, ceñido y templado, a pies juntos o abierto el compás, en un palmo de terreno, sin desplazamientos y aceleraciones.
No fue la faena del siglo, pero el torero cargaba la suerte, embarcaba el viaje y lo vaciaba en el sitio justo para ofrecer el engaño y volverlo a burlar.
En esta tarde expectación, Julio Aparicio lució el capote de guertas azules,Aplaudido en el recibo de la primera serie, temploada y rubricada con una trinchera, pero no logró acoplarse por su falta de fijeza. Escuchó silencio tras un pinchazo y estocada, y se fue a la enfermería con un golpe en el escroto.
Al cuarto lo recibió en tablas, brindó al público, se fue a los tendidos de sol, cuajó series con la izquierda, baja la mano, mirando al tendido y lo despenó de estocada trasera, por lo que paseó una oreja.
El otro triunfador de la tarde fue Matías Tejela, que cortó dos orejas, una en cada toro, y ejerció su derecho a salir por la puerta grande. Diestro de buen corte, cuenta entre sus logros el haber abierto la puerta grande de Las Ventas en dos ocasiones. El torero de Alcalá de Henares está levantando el vuelo tras una mala racha. Ayer lo demostró en sus dos toros. Tras un puyazo trasero y un buen par de Raul Aranda, tardó en acloparse, mejor con la derecha, sin llegar a coger el sitio.
Al que cerró plaza lo saludó de rodillas y dejó muletazos de buen gusto. Al igual de sus hermanos de camada, se quedaron un tanto crudos, si bienMatías lo sometió con ambas manos y se adornó con suertes de rodillas.
El triunfador de la tarde fue José Tomás. un torero de otra dimensión que emociona y transmite la autenticidad del toreo.
Llenó la plaza, que no es poco, y eso es un síntoma de que transmite embrujo y admiración. El primer toro de su lote salió de la suerte huidizo, cobró un puyazo y se dolió en banderillas. El matador se fue a los medios y lo embarcó en una tanda, porfiando y dejando una serie abrochada con el de pecho y una trinchera. Cambió la muleta a la izquierda, esbozó dos naturales de vértigo y el toro, que se había quedado un poco crudo, lo prendió por la hombrera dejando un rastro de sangre en la cara.
El toro del Marqués de Domecq sacó genio y se tragó una serie de derechazos. El público se levantó como un resorte cuando cuajó cinco manoletinas a pies juntos, impertérrito, con una frialdad, quietud y ceñimiento que puso al público en pie. Crecido en el envite, José Tomás se perfiló para matar y cobró una estocada caida premiada con dos orejas, en suma, un soplo de aire fresco.
La corrida no fue lo esperado, porque los del hierro del Marqués de Domecq se quedaron un poco crudos y sacaron aspereza.
El quinto de la tarde desarrolló peligro. Se partió la vaina del cuerno izquierdo y el público reclamó el sobrero, sin razón, porque era un lance acaecido en la corrida. Al toro le faltó una puya y derrotó por el pitón derecho. José Tomás no se amilanó, dibujó unas trincheras, cambió la mano izquierda y el del marqués de Domecq se le subió a las barbas buscando el corbatín del torero. fVisto lo visto, lo despenó de media estocada y tres descabellos, saludando desde el tercio.
La concesión de apéndices en La Condomina es subjetiva. No es equiparable las tres orejas que ha paseado El Cordobés que el valor que despliega un torero que se juega, literalmente, la vida.
José Tomás torea con una pureza exquisita, da el medio pecho, ceñido y templado, a pies juntos o abierto el compás, en un palmo de terreno, sin desplazamientos y aceleraciones.
No fue la faena del siglo, pero el torero cargaba la suerte, embarcaba el viaje y lo vaciaba en el sitio justo para ofrecer el engaño y volverlo a burlar.
En esta tarde expectación, Julio Aparicio lució el capote de guertas azules,Aplaudido en el recibo de la primera serie, temploada y rubricada con una trinchera, pero no logró acoplarse por su falta de fijeza. Escuchó silencio tras un pinchazo y estocada, y se fue a la enfermería con un golpe en el escroto.
Al cuarto lo recibió en tablas, brindó al público, se fue a los tendidos de sol, cuajó series con la izquierda, baja la mano, mirando al tendido y lo despenó de estocada trasera, por lo que paseó una oreja.
El otro triunfador de la tarde fue Matías Tejela, que cortó dos orejas, una en cada toro, y ejerció su derecho a salir por la puerta grande. Diestro de buen corte, cuenta entre sus logros el haber abierto la puerta grande de Las Ventas en dos ocasiones. El torero de Alcalá de Henares está levantando el vuelo tras una mala racha. Ayer lo demostró en sus dos toros. Tras un puyazo trasero y un buen par de Raul Aranda, tardó en acloparse, mejor con la derecha, sin llegar a coger el sitio.
Al que cerró plaza lo saludó de rodillas y dejó muletazos de buen gusto. Al igual de sus hermanos de camada, se quedaron un tanto crudos, si bienMatías lo sometió con ambas manos y se adornó con suertes de rodillas.
El triunfador de la tarde fue José Tomás. un torero de otra dimensión que emociona y transmite la autenticidad del toreo.
EL FESTEJO
La Condomina: Quinta corrida de Feria. Tarde soleada y cartel de no hay billetes. Toros de la ganadería del Marqués de Domecq, que sacaron cierta aspereza debido a la falta de un puyazo.
Julio Aparicio: pinchazo y estocada (silencio); estocada trasera (oreja).
José Tomás: estocada caída (dos orejas); media estocada y tres descabellos (saludos desde el tercio).
Matías Tejela: Estocada caída con derrame (oreja); media estocada y descabella (oreja).
La Condomina: Quinta corrida de Feria. Tarde soleada y cartel de no hay billetes. Toros de la ganadería del Marqués de Domecq, que sacaron cierta aspereza debido a la falta de un puyazo.
Julio Aparicio: pinchazo y estocada (silencio); estocada trasera (oreja).
José Tomás: estocada caída (dos orejas); media estocada y tres descabellos (saludos desde el tercio).
Matías Tejela: Estocada caída con derrame (oreja); media estocada y descabella (oreja).
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