Comunidad
de Propietarios Eurovillas VI
Residencial
Nuevo Principado.
No por mucho repetirlo deja de
ser noticia. Los residentes en la calle Río Arangüín, paralela al Paseo Río
Nalón, no tienen la menor duda de que en
su calle impera la ley del más fuerte: el
vehículo industrial. Camiones, furgones y furgonetas (muchos de ellos con el
equipo frigorífico siempre en funcionamiento) llegan a diario para operaciones
de carga y descarga de mercancías, con excesiva frecuencia sin respetar el
horario fijado e incluso estacionando fuera del espacio señalizado para ellos,
preferiblemente sobre la acera. Siempre los mismos: distribuidores de bebidas
(cajas y barriles de refrescos y cerveza) carnes, congelados, frutas y
verduras, bombonas de butano y suministros y reparaciones de hostelería.
El modo de proceder de algunos
repartidores es causa de enfrentamiento con los vecinos, que asisten impotentes
a una sucesión de ruidos y molestias que perturban la vida ordinaria dentro de
sus domicilios, destacando los impactos de los barriles metálicos y las
bombonas de gas, dentro de los vehículos y
contra la calzada. La foto muestra las señales de los impactos en el
asfalto.
Lo que más llama la atención es
el régimen de impunidad imperante. Los repartidores mandan. Nadie les corrige.
No hay control, vigilancia ni denuncias. Al contrario que al ciudadano común,
no se les multa. Sin embargo, los destrozos en la vía pública (aceras y
calzada) corren a cargo del erario público, tan mermado que mantiene apagadas
la mitad de las farolas de la calle.
Quienes decidieron establecer su
residencia en dicha calle, con carácter fijo o temporal, buscando tranquilidad, sol y playa, sufren las
consecuencias de un producto turístico (comedores en la calle) aplaudido por la
autoridad local, responsable directo de tan innovador recurso para atracción turística. Un cambio de uso de paseo (rodeado de viviendas en altura) a restauración
y ocio. Un abuso.
Resultado: una concentración de sesenta y
cuatro bares y restaurantes. Un proyecto que ya es realidad y que debería ser “distinguido”
por SEGITTUR (Sociedad Estatal para
la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas).
La distinción, el premio para los
residentes en la Calle Río Arangüín consiste en seguir disfrutando, a diario,
de toda una gama de molestias y ruidos, entre estos: impactos de barriles y
bombonas en la calzada, por poner un ejemplo. El imperio de la ley sigue
aplazado de momento.
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