El equipo de gobierno lo califica de «actitudes incompatibles con pertenecer a esta comunidad o con cualquier aspiración de representatividad»
El boicot que impidió el pasado viernes la celebración del acto de apertura de curso de la Universidad de Murcia (UMU) y la Politécnica de Cartagena, protagonizado por un grupo de manifestantes contra los recortes que 'tomó' por la fuerza la Facultad de Economía de Espinardo, no quedará ahí.
El equipo de gobierno ha decidido abrir un expediente informativo para «depurar las responsabilidades de quienes participaron. A resultas de ese expediente, se abrirá otro expediente académico a quienes corresponda; y si se trata de personas ajenas a la Universidad, se dará traslado a las fuerzas de seguridad», advirtió ayer el rector, José Antonio Cobacho.
El equipo de gobierno de la UMU emitió ayer un comunicado oficial en el que denuncia que los autores de esos actos «han infligido a esta comunidad universitaria, más que a la institución, un daño inmenso y nos han avergonzado como universidad». Además, lanza un aviso para navegantes: «Son actitudes absolutamente incompatibles con seguir perteneciendo a esta comunidad universitaria o con cualquier aspiración de representatividad, y que han atentado contra la dignidad de sus integrantes, despreciando hasta los más básicos principios universitarios».
«El derecho a hablar»
Para la Universidad de Murcia, «se trató de actitudes individuales, aunque organizadas en grupo, ciertamente desarrolladas al albor de un contexto general de justa protesta y de momentos difíciles».
El equipo de gobierno añade que «la institución lamenta también el hecho de que los jóvenes que ocuparon el escenario donde se iba a desarrollar la ceremonia no quisieran hablar con los rectores de las universidades públicas, así como «el desprecio a la mínima cortesía que se debe a las personas a las que se invita a un acto académico que debe estar presidido, como ningún otro, por el derecho a hablar y el deber de escuchar».
Al referirse a los incidentes ocurridos ese día, la Universidad explica que, «tras forzar puertas, agredir a trabajadores, insultar a las autoridades y a otras numerosas personas que libremente acudían al mismo, irrumpieron en el salón de actos, ocupando violentamente la tribuna, marcando un antes y un después que nos debe hacer reflexionar a todos».
«Aprovechándose de nuestra convicción de que debe ser un acto abierto y público, como siempre lo ha sido, y de encontrarse en un campus universitario, con todo lo que ello implica, han configurado además un escenario de grave alteración del orden público y puesto en riesgo cierto a personas e instalaciones», lamenta el rectorado, que lamentan además el que no se pudiera hacer entrega al profesor Pascual Parrilla del premio al espíritu universitario que concede el Consejo Social.
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