Un joven puede perder un ojo y otros ocho sufren traumatismos tras ser atacados con palos y piedras a la salida de una discoteca
17.05.11 - 01:00 -
ANTONIO LÓPEZ | CARTAGENA./ La Verdad
En una auténtica batalla campal. En eso se convirtió la despedida de soltero de Daniel Valero, un joven de Alumbres, el pasado sábado de madrugada en Águilas. La celebración comenzó con una cena tranquila entre amigos en un restaurante de la diputación cartagenera y finalizó en una pelea en el aparcamiento de la discoteca aguileña La Isla, en la que participaron alrededor de un centenar de jóvenes. El resultado, nueve heridos, entre ellos un chico que puede perder un ojo, además de un autobús destrozado.
«Cerca de setenta personas se armaron con piedras, botellas de cristal, bates de béisbol y catanas y se abalanzaron contra nosotros. Al verlos comenzamos a correr hasta alcanzar el autobús. Una vez dentro, destrozaron las lunas delanteras y laterales. Las piedras entraban por una ventana y salían por otra». Así relató a este diario su odisea y la del resto de sus compañeros de despedida de soltero, Rafael Gómez.
«Me duele todo. Llevo la cara hinchada. Me tiraron una botella de cristal a la cabeza. Aquello parecía una auténtica batalla», denunció este joven, que aún se pregunta el porqué de la reacción de más de medio centenar de vecinos de Águilas.
La respuesta la tiene uno de sus compañeros de despedida, Carlos Sotelo. Este joven cuenta que todo empezó sobre las seis de la madrugada, dentro de la discoteca. «Estábamos un grupo de amigos con unas chicas que se iban a hacer una fotografía. Uno de nosotros, para gastarles una broma, intentó apretar desde atrás el botón de la cámara. Esto las enfadó a ellas y a otro grupo de jóvenes que había a su lado. Intentaron agredirnos y nosotros lo impedimos. La seguridad de la discoteca los echó», dijo.
Armados con bates y catanas
Al poco tiempo, los jóvenes de Alumbres salieron de la discoteca y en el parking les estaban esperando los chicos con los que se habían enzarzado dentro, que iban armados con bates de béisbol y piedras. «Nos defendimos e incluso logramos quitarles los palos que llevaban, y entonces se fueron. Pero media hora después volvieron, ellos y cincuenta más, otra vez con piedras, trozos de madera, bates, botellas de cristal y catanas. Empezaron a agredirnos, a nosotros y al resto de compañeros que nos estaban esperando en el autobús. Nos apalearon», reconoció.
Junto a Carlos Sotelo estaba Alberto Cataño, quien también sufrió heridas en la cabeza. «La seguridad de la discoteca fue un desastre, no hicieron nada por nosotros a pesar de que se lo pedimos. Nos cerraron la puerta», criticó.
Los jóvenes se reunieron ayer por la tarde en una plaza de Alumbres para trasladarse hasta la Comisaría de Policía de Cartagena para interponer la denuncia, contra los jóvenes que les agredieron. «Esto no se puede quedar así. Nosotros no hicimos nada. Sólo estábamos divirtiéndonos y por la culpa de unos pocos la despedida fue un desastre. El novio está desolado», explicó Cataño.
La pelea terminó con nueve heridos, entre ellos uno de gravedad: un joven que puede perder el ojo. «Le tiraron una piedra cuando intentaba subir al autobús, con tan mala suerte que le impactó en la cara», explicó. El chico se encontraba anoche ingresado en el Hospital Santa María del Rosell «con un traumatismo ocular, con pronóstico estable y a la espera de evolución», confirmó una portavoz sanitaria.
El chófer, también herido
También resultó herido el conductor del autobús que trasladó a los jóvenes desde Alumbres hasta Águilas. La gerente de la compañía Autobuses Vidal, María José Vidal, comentó que el chófer tiene la cara hinchada y moratones en los brazos causados al impedir que jóvenes aguileños subieran al vehículo. El coche «quedó destrozado».
El gerente de la discoteca, Javier Hernández, especificó que la pelea ocurrió en la calle y por eso sus servicios de seguridad se limitaron a avisar al 112 y a la Policía Local. Ahora colaboran con la Guardia Civil en la investigación de lo sucedido.
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