Uno
de los comentarios que más se repite este verano en la Urbanización Nuevo
Principado, especialmente por aquellos que pagan impuestos y servicios todo el
año y solo residen en Los Alcázares, como máximo, de uno a tres meses, es qué ha sido de los bancos que había en el
paseo. De hormigón, de discutible diseño y comodidad, pero, bancos al fin y
al cabo. Primero había muchos, en los laterales del paseo, entre palmera y
palmera. Luego, en menor número, se colocaron en el centro del paseo, para que
no estorbaran a las mesas de los restaurantes. Finalmente desaparecieron,
liberando espacio para decorar la mejor zona de la urbanización con carteles,
atriles y obstáculos diversos. Hay bancos por toda la ciudad, de varios modelos,
menos en este espacio tan visitado
Cuando
concluyeron las obras de construcción de los edificios que lindan con en el
paseo Río Nalón, los residentes y visitantes recibieron un espacio privilegiado,
un lugar de esparcimiento con jardines, árboles, palmeras, maceteros, bancos,
papeleras,… Es decir, tal y como correspondía a un área residencial abierta,
dotada de infraestructuras de alto nivel. Todo aquello que justificaba el
elevado precio de las viviendas. Adquirieron una vivienda y el derecho a disfrutar
de un entorno de calidad.
En
julio de 2012 el panorama ha cambiado para malo, con tendencia a peor, por la
presión de los comedores en plena calle y por la complacencia de la autoridad
local. En menos de cinco años se han suprimido o privatizado jardines, se han
creado recintos cerrados para exclusivo disfrute de negocios concretos, se han
hecho instalaciones permanentes en
suelo público. Las palmeras y los árboles que quedan se utilizan como soporte para
instalaciones eléctricas aéreas y peligrosas, se les colocan focos y luces, se
rodean de alambres, se llenan de clavos. Está claro: se hace todo lo posible
para que se sequen, cortarlos y liberar más espacio para comedores. Y si no es
así, por qué nadie acaba con semejante
vandalismo. ¿No se atreven? ¿No quieren?
Los
maceteros con plantas ornamentales también desaparecieron del paseo, los bancos
ya no están y las papeleras, cada vez en menor número, se desatornillan del
suelo y se desplazan, para que no estorben, fuera de los espacios ocupados por
mesas y sillas. Los carros de supermercado se utilizan para la mantelería sucia
o las bolsas de basura, en medio de la vía pública, a cualquier hora del día y más
cosas.
Sería
un chiste fácil decir que la crisis bancaria
ha llegado al paseo Río Nalón. Pero la realidad es que la crisis existe. Crisis
de sentido común. Crisis de buen criterio y sensibilidad. Se permite todo, sea
lo que sea, para el beneficio económico de unos pocos y no se presta la menor
atención a la rentabilidad social deseada por quienes invirtieron en el
municipio. ¿Por qué?
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