Una pintora confiesa el montaje de Bárcenas para blanquear 560.000 euros con cuadros

La restauradora argentina cobró 1.500 dólares por firmar un contrato ficticio de compraventa de pinturas de la mujer del extesorero del PP 

06.06.13 - 01:13 - 

MATEO BALÍN | MADRID./ la Verdad

Fue una especie de contrato simulado y en diferido. Esto es lo que firmó una pintora argentina para que Luis Bárcenas y su mujer Rosalía Iglesias pudieran justificar ante Hacienda un ingreso de 560.000 euros en 2006 con la venta de cuatro cuadros. Una operación que la Fiscalía Anticorrupción puso en el punto de mira y que ahora parece haberse confirmado como un gran montaje.

Isabel Mackinlay, una pintora argentina y restauradora de paños de oro en iglesias, no marchante de arte como se apuntó en un principio, reveló ayer en su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz la treta para que la familia Bárcenas justificara este ingreso cuando la Justicia comenzó a perseguirles.

A riesgo de asumir que había cometido un fraude, la testigo detalló que Patricio Bel, supuesto testaferro de Bárcenas en sus negocios de Argentina, le ofreció un negocio redondo para llevarse 1.500 dólares y que consistía en estampar su firma en dos contratos en los que aparecía como supuesta mediadora de la venta de los cuadros. Se trataba de dos obras del siglo XV, 'La circuncisión del Niño Jesús' y la 'Presentación del Niño Jesús en el templo', y un segundo lote con dos bodegones de la época, uno de ellos del pintor italiano Recco.

La restauradora afirmó por videoconferencia desde la embajada española en Buenos Aires que Bel le ofreció esta operación porque «su jefe», Ángel Sanchis, extesorero de Alianza Popular e imputado en la pieza separada de la fortuna oculta en Suiza de Bárcenas, no podía figurar en el contrato. Explicó que conoció a Bel porque los hijos de ambos se conocían del Liceo francés de la capital de Argentina y reconoció que acudieron a ella por su relación con el mundo del arte.

La operación se compuso de dos partes y el contrato, al menos la simulación del mismo, se firmó en enero de 2006 ya que Rosalía Iglesias aportó en el juzgado un escrito de compraventa mecanografiado con esa fecha. En la operación, una mujer llamada Isabel Ardanaz -nombre de casada de Isabel Mackinlay- adquirió «en comisión para su venta» esos cuadros por 560.000 euros, cantidad que entregó «en el acto». Pero todo era falso.

Reunión en La Moraleja

La pintora detalló que acordó con Bel recibir mil dólares por la primera venta de dos cuadros por 240.000 euros y otros 500 dólares por una segunda venta valorada en 320.000 euros. En esta segunda operación se reunió en la finca argentina de Sanchis, llamada La Moraleja, con Bel, el propio Sanchis y un tercer hombre que luego identificó como Bárcenas, según fuentes judiciales presentes en el interrogatorio.

En total fueron 560.000 euros, la misma suma que Rosalía Iglesias ingresó en metálico en su cuenta de Caja Madrid en 2006, apenas a diez metros de su casa. Fueron más de medio millón en billetes de 500 euros en una mujer sin trabajo ni ingresos y sin explicación aparente para el fisco.

De ahí que la Agencia Tributaria abriera un expediente para aclarar el origen del dinero en noviembre de 2010. Y en mayo de 2011, con Iglesias y su marido ya imputados en el 'caso Gürtel', se presentó en Hacienda para dar su versión del ingreso. Una explicación que ahora ha desmontado la pintora argentina, la misma que Bárcenas mencionó ante el juez Ruz como la persona con la que hizo un negocio redondo de compraventa de cuadros.

En su declaración, Isabel Mackinlay presentó el certificado simulado que firmó entonces ante la presencia de un notario de Buenos Aires y un abogado de la acusación ya ha pedido al juez identificar a este fedatario para cotejar el documento.

El pasado 8 de marzo declaró ante el juez Pablo Ruz una marchante de arte, Susana Mantecón Gayo, a la que Bárcenas también identificó como una de las personas a las que vendió los cuadros con los que justifica parte de su fortuna, 38 millones de euros. La testigo aseguró entonces que nunca oyó hablar del extesorero del PP en el mundo del arte.