lunes, 1 de marzo de 2010

REGIÓN/ «Nos hemos pasado con el ladrillo»


01.03.10 - 00:48 -
M. BUITRAGO MURCIA. / La Verdad
«Si gana Mariano Rajoy, no va a hacer nada para recuperar el Trasvase del Ebro y tendrá el rechazo de mucha gente»
Juan Guillamón Álvarez Decano del Colegio de Ingenieros de Caminos de Murcia

Juan Guillamón cuenta que pasó desapercibido cuando estudiaba en los Maristas con Carlos Egea, Juan Ramón Calero y José Manuel Martínez (Mapfre), entre otros, a los que siempre ha considerado más brillantes que él. Sus amigos de toda la vida le llaman Juanito. Está metido en todos los guisos y es confundido a menudo con su hermano Javier (y viceversa). Resalta el valor de la familia -dice que junta seis hijos con Mariló- y de la amistad. La vida le marcó «de forma muy positiva» cuando vio la muerte de cerca en el trágico accidente de Chinchilla, donde murió la mayoría de pasajeros de su vagón. El 17 de marzo deja el decanato del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Murcia después de 18 años al frente. Ha ocupado infinidad de cargos, incluido su paso por el CDS y sus 49 días al frente del Real Murcia.
- ¿Quién inventó aquello de que Dios creó primero a los ingenieros y luego a los demás?
- Pues debió ser algún arquitecto despechado, sin duda alguna.
- ¿Si usted fuera presidente, como escribió el ingeniero y novelista Juan Benet, qué es lo primero que haría?
- Benet lo dijo en el año 83. Si yo fuera ahora presidente organizaría un Gobierno y pondría de ministro de Obras Públicas a José Borrell. Le diría que sacara su plan hidrológico del año 93 y que lo pusiera en práctica para conectar todas las cuencas entre sí, con un respeto fundamental al medio ambiente. Terminaría con la esquilmación de los acuíferos, como el acuífero 23, y la tremenda sobreexplotación necesaria que se está haciendo de toda la cuenca del Segura.
- Eso sería con el permiso de Cristina Narbona.
- Primero provocaría un divorcio o una separación intelectual de ellos, que creo que existe. A Cristina Narbona le profeso dos sentimientos. Por un lado, admiración hacia su inteligencia. Y por otro de rechazo a su perversidad política, que ha provocado que no se pueda solucionar el problema del agua en España durante mucho tiempo.
- Pero José Borrell abdicó después de su plan trasvasista.
- Es decepcionante su actitud porque un hombre con tanta inteligencia ha permanecido en unos silencios que me han defraudado. Creo que toda persona está compuesta por dos porciones: la que le viene de la profesión y la que procede de la política. Cuando la porción política supera a la técnica y le hace renegar de ella, mal asunto.
- Ha llevado en estos años una línea muy clara a favor de los trasvases y ha hecho que el Colegio Nacional se pronunciara al respecto. Eso le ha granjeado dentro de su colectivo enfrentamientos. Por ejemplo, en Murcia. Le cito el caso de José Fuentes Zorita, presidente de la Confederación Hidrográfica.
- Mi actitud es absolutamente técnica, en el sentido de ofender al exceso de política que hay en este tema. Respecto a Pepe Fuentes, somos amigos, y la diferencia entre nosotros es muy clara. Yo defiendo lo que él siempre ha defendido. Y él, ahora, defiende lo que en su día le propuso el PSOE, que tenía su base en la derogación del Trasvase del Ebro.
- Pero se ha significado usted mucho. ¿Eso no ha rayado acaso en la politización?
- A mí me han acusado, y tengo que admitirlo, de que he politizado la cuestión. Pero aborrezco el exceso de política; porque es la política la que ha impregnado de una forma exagerada toda la cuestión. Si no hubiera 1.250 presas en España para poder almacenar 50.000 hectómetros cúbicos al año, tendríamos que ir al río a lavarnos.
- ¿Muerte al hormigón, como dicen algunos? ¿Hay una línea social e ideológica que va creciendo en contra del hormigón?
- Estoy parcialmente a favor de eso. Le declaro la guerra y la muerte al exceso de hormigón. En hidráulica cabe más el talento que el cemento. Lo que pasa es que hay situaciones en que no hay más remedio que utilizar el hormigón, como en el caso de Murcia. ¿Cómo está el río mejor, en los años 50 con el parque de Ruiz Hidalgo donde había sotos y eucaliptos, o ahora que está encauzado? Sin duda, antes era más bonito lo otro, pero no hemos tenido más remedio que defendernos de las inundaciones y las sequías. Abderramán II eligió Murcia porque veía que era lo más parecido al Nilo, que con sus inundaciones fertilizaba la tierra, pero eso no es compatible ahora.
- ¿Es usted la bicha de los ecologistas? Se lleva fatal con ellos.
- En la retórica conservacionista me llevo muy mal con ellos. Personalmente tengo un trato estupendo con algunos, en especial con Miguel Ángel Esteve y con Charo Vidal Abarca. Con ellos participo en que el medio ambiente es más importante que la economía, la sociología y el ocio, pero no estoy de acuerdo en que absolutamente toda el agua que va por un río es imprescindible para mantener el biotopo del mar donde desemboca.
- Fue una burla del destino que sufriera un grave accidente de ferrocarril en Chinchilla en el año 2003, siendo decano del Colegio de Ingenieros, en una línea decimonónica y con poca seguridad. ¿Cómo le ha marcado?
- De una forma positiva. Ví la muerte muy cerca. Entre los veinte viajeros de aquel vagón yo estaba en el sitio peor. Por cosas del destino tuve suerte. Después de un accidente como aquél, lo que te emociona es que tu mujer, tus hijos, tus amigos, la gente que te conoce, te demuestren un cariño tal... Como al final lo que nos interesa es nuestro propio ombligo, me sentí tan halagado que he hecho un esfuerzo por encima de lo normal para adaptarme a la vida y me he superado. Fue un golpe tan fuerte que al final ha sido positivo. Sigo viajando en tren porque es lo más grato para mí. Aquella línea no era doble, ni electrificada, ni tenía modernos sistemas de seguridad. En descargo de los políticos de uno y otro partido traigo a colación el accidente ferroviario que se produjo hace unos días en Bélgica, que se supone que es un país tal, donde murieron muchas personas porque ha fallado lo mismo. De aquel accidente de Chinchilla, lo que no olvido día a día es a los familiares de los que murieron, que no tuvieron la suerte de mis familiares de poderme tener.
- ¿Qué tren AVE van a traer a la Región de Murcia?
- Aquí no van a traer un AVE. La racionalidad empieza siempre por Murcia. Es lo que nos ha tocado. Somos la periferia de la periferia. Traerán un tren de altas prestaciones y nos van a llevar por Alicante porque lo impondrá la economía de costes. Iremos a Madrid en dos horas y pico en lugar de cuatro. Menos da una piedra. Aunque no sería honesto por parte de nadie que ese tren circulara por una vía mixta de mercancías. Hay que hacer una tercera vía. No sólo quitaríamos el complejo de los murcianos...
- ¿Somos una Región acomplejada?
- Muy acomplejada. Yo no. Estoy contento de ser de Murcia. Somos tremendamente afectivos. El pasillo de nuestra casa es la Gran Vía. Somos los más simpáticos y algunos, también, los más bocazas. Pero, en general, el murciano está apocado cuando va a Madrid porque tenemos cierto complejo de periferia . No somos ni Levante ni Andalucía. En cierta manera hay una resignación y un fatalismo que no responde a nuestras posibilidades. La gente buena de Murcia destaca en el resto de España.
- ¿Y a qué bocazas se refiere? ¿A algunos políticos?
- Soy un poco bocazas. Por esto de la edad, cuando meto la pata me doy cuenta antes... Si lo empleo para los políticos sería más agresivo porque el político siempre busca el rédito electoral, en todos los partidos. Fui presidente del CDS y concejal de Murcia. Mi actuación fue muy decepcionante porque había otros criterios por encima. Me echaron de la política y cada mochuelo a su olivo. Fueron Adolfo Fernández, Ángel Pardo y Paco Marcos que ahora está en el PP. Me hicieron la vida imposible porque yo era amigo de Pepe Méndez (PSOE), que fue probablemente uno de los mejores políticos que he conocido.
- Está metido en todos los guisos. ¿Cómo resume su aventura al frente del Real Murcia?
- Fue una aventura y una temeridad. Estuve 49 días como presidente. Acepté porque todos desconocíamos los motivos por los que se iba Jesús Samper. Pensábamos que era un traidor. Cuando me propusieron ser presidente, me dije, las tres patas: la deportiva, la social y la económica, que venía de Madrid. De lo contrario, yo no me meto. En lo deportivo era un equipo muy malo y una plantilla bastante buena. Y en lo social, todo el mundo se movilizó a favor mío. Fue la única vez que llenamos el palco. Luego no tuve más remedio que dimitir. En esos 49 días estuve en contacto con Samper, por debajo, para ver qué pasaba y siempre dijo que él iba a volver y que no quería que el club se metiera en concurso.
- ¿Samper vino por la pasta?
- Eso no es así. No, no, no... Samper es un profesional del fútbol muy bien relacionado. Y su cuñado un empresario muy fuerte. Vieron la posibilidad de un negocio, pero no se puede hablar de pelotazo. Las oficinas de estos señores en Madrid, en la calle Serrano, tiene 400 metros cuadrados con arquitectos, ingenieros y delineantes. Evidentemente han venido a hacer un negocio, pero de ahí a decir que es un pelotazo, pues no lo sé. Ellos son unos profesionales, y la cosa del fútbol se juntó con la otra.
-¿Tiene afán de protagonismo, de querer estar en todo?
- Eso me han dicho. Puede ser verdad porque estoy metido en todos los fregados y mis actividades tienen reflejo. Soy como soy.
-¿A qué se va a dedicar ahora?
- No tengo la intensidad de hace 18 años. Soy vocal de la junta del Colegio Nacional, donde me quedan dos años. Tengo mis enemigos por mi condición de 'enfant terrible' en el agua. Puedo escribir tres o cuatro libros si no fuera un vago...
- Ha estado 18 años en el Colegio y Valcárcel va para 20. ¿Qué piensa de la duración en la política? ¿Qué opina del discurrir político de esta Región?
- Creo que la gente del PP debería pedirle a Valcárcel que siguiera. Pero es el propio Valcárcel quien debe decidir si después de 20 años o los que sean está en condiciones todavía de seguir. Creo que sí. Es el mejor valor que hay ahora en la región. Le conocí cuando era niño y me pareció uno de los míos porque era un tío muy gracioso y muy murciano. No pensé que llegara a tener la capacidad de quitarse de en medio a Juan Ramón Calero, que es muy amigo mío y de una inteligencia extraordinaria y una capacidad política evidente. Ha conseguido además que no se le mueva nadie dentro del partido. Le voy a dar un consejo a Ramón Luis: Debe morir por el tema del agua. Como no lo haga, el rollo político del PP en Murcia se ha acabado.
- ¿No cree que el PP ha sacado muchos votos con el agua en Murcia?
- En Murcia y en Valencia, todos. Pero no porque haya politizado el agua, sino porque se ha arrimado al agua. A lo que piensa el levantino. Si se desarrima... Si el PP gana a nivel nacional, y deseo que gane, estoy convencido de que Mariano Rajoy no va hacer nada. Lo que tiene que hacer es recuperar el Trasvase del Ebro, que es la clave de todo, pero como no lo va a hacer... Entonces, no sólo va a tener mi rechazo sino probablemente el de mucha gente que ahora está votando al PP.
- No es usted muy popular en las filas del PSOE.
- Estoy muy enfrentado a las tesis del agua del PSOE. Me parece absolutamente impresentable lo que declaró Zapatero hace uno días, cuando dijo que su Gobierno no es de decretazos. ¿Pero cómo empezó él? Cargándose el Trasvase del Ebro con un decretazo. Y que conste que soy partidario de la desalación porque es perfectamente asumible por el turismo. Es importante, pero no para regar porque el coste real del metro cúbico supera los 80 céntimos
- El paro también ha llegado a los ingenieros de Caminos.
- Así es. Nunca hemos tenido paro. Ahora estamos en el 5%.
- ¿Por qué la manía de algunos ayuntamientos de querer edificar en zonas protegidas?
- El mayor disparate que se ha podido cometer en esta Región ha sido el de La Zerrichera. Es comparable a Lemóniz, que está en un valle precioso entre Bermeo y Guernika. ¿A quién coño se le ocurre montar una central nuclear en ese sitio? Eso dio pie a alimentar la teoría antinuclear y la retórica conservacionista. Pues bien, La Zerrichera ha habilitado a todos aquellos que realmente están en contra de que se toque el medio ambiente y les ha facilitado el camino para que empleen sus armas más radicales. Sin Zerrichera habría habido menos problemas. No estoy contra el ladrillo, sino contra el exceso del ladrillo. Uno de nuestros recursos más importantes es el turismo, pero hay que hacerlo bien. ¿Cuál es la costa menos acosada de España? La de Asturias y la de Murcia. Lo que no se puede hacer es llegar y machacar tanto con ese delirio desarrollista. En eso tiene mucha culpa el poder político y hay que ponerle freno. Ahora tenemos un millón de casas y resulta que a todos los directores de oficinas bancarias y cajas le han metido un paquete para vender pisos. Nos hemos pasado en ladrillo. No porque sea malo, ya que los pueblos tienen que desarrollarse y comer.

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