EFE
Considera probada en estas zonas la presencia de elementos tóxicos que llegan al Mar Menor a través de los residuos mineros arrastrados por las ramblas que desembocan en los saladares
Cartagena, 25 ago (EFE).- Una tesis doctoral defendida por un estudiante de Química Agrícola de la Universidad Politécnica de Cartagena revela que los saladares de La Marina del Carmolí y Lo Poyo en el Mar Menor presentan elevadas concentraciones de metales pesados que pueden transferirse a la cadena alimentaria a través del ganado o del consumo de moluscos.
El trabajo desarrollado por Antonio Cervantes y dirigido por el profesor de la universidad cartagenera José Alvarez Rogel, considera probada en estas zonas la presencia de elementos tóxicos que llegan al Mar Menor a través de los residuos mineros arrastrados por las ramblas que desembocan en los saladares.
Las conclusiones del trabajo destacan que en estas zonas se superan los contenidos permitidos por diversas legislaciones nacionales y europeas en arsénico, cadmio, plomo y zinc.
La tesis advierte, en relación a la vegetación de los saladares, que los metales pesados "permanecen fundamentalmente en las raíces", aunque "la parte aérea de algunas especies también se encuentra afectada, por lo que se superan los límites establecidos para alimentación de ganado en la mayoría de metales pesados, salvo en el cobre".
La tesis analiza también los sedimentos marinos adyacentes al saladar de Lo Poyo en los que se han detectado "concentraciones superariores a las permitidas en arsénico, plomo y zinc".
Antonio Cervantes ha obtenido sobresaliente cum laude por su trabajo denominado "Aproximación a los riesgos derivados de la presencia de residuos mineros en saladares del entorno del Mar Menor: dinámica de metales pesados y su acumulación en plantas y moluscos".
Considera probada en estas zonas la presencia de elementos tóxicos que llegan al Mar Menor a través de los residuos mineros arrastrados por las ramblas que desembocan en los saladares
Cartagena, 25 ago (EFE).- Una tesis doctoral defendida por un estudiante de Química Agrícola de la Universidad Politécnica de Cartagena revela que los saladares de La Marina del Carmolí y Lo Poyo en el Mar Menor presentan elevadas concentraciones de metales pesados que pueden transferirse a la cadena alimentaria a través del ganado o del consumo de moluscos.
El trabajo desarrollado por Antonio Cervantes y dirigido por el profesor de la universidad cartagenera José Alvarez Rogel, considera probada en estas zonas la presencia de elementos tóxicos que llegan al Mar Menor a través de los residuos mineros arrastrados por las ramblas que desembocan en los saladares.
Las conclusiones del trabajo destacan que en estas zonas se superan los contenidos permitidos por diversas legislaciones nacionales y europeas en arsénico, cadmio, plomo y zinc.
La tesis advierte, en relación a la vegetación de los saladares, que los metales pesados "permanecen fundamentalmente en las raíces", aunque "la parte aérea de algunas especies también se encuentra afectada, por lo que se superan los límites establecidos para alimentación de ganado en la mayoría de metales pesados, salvo en el cobre".
La tesis analiza también los sedimentos marinos adyacentes al saladar de Lo Poyo en los que se han detectado "concentraciones superariores a las permitidas en arsénico, plomo y zinc".
Antonio Cervantes ha obtenido sobresaliente cum laude por su trabajo denominado "Aproximación a los riesgos derivados de la presencia de residuos mineros en saladares del entorno del Mar Menor: dinámica de metales pesados y su acumulación en plantas y moluscos".
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