20MINUTOS.ES. 26.07.2009 - 18.00 h
La cuarta plaza de Alberto Contador en la penúltima etapa del Tour, la de la temible ascensión al Mont Ventoux, dejaba la ronda vista para sentencia. Alberto Contador ganaría su segundo Tour y se convertiría en el segundo ciclista español en repetir victoria en tierras galas tras Miguel Indurain, que logró cinco.
Pero, lejos de compartir euforia con su equipo, el corredor de Pinto optó por replegarse y pronunciar una elocuente frase: "He hecho dos Tours, uno en bici y otro en el hotel".
Sus declaraciones sugerían el divorcio total que existe con Johan Bruyneel, director de Astaná, y con Lance Armstrong, conflictivo compañero en las filas del equipo kazajo, y que se ha ido forjando a golpe de desprecios.
Tras vencer en 2007 en Francia, el primer disgusto para el madrileño surgió cuando no pudo disputar la carrera el año pasado. Una sanción por dopaje impidió a Astaná participar, lo que frenó la progresión de Contador en el Tour.
Pese a ello, sumó otras dos conquistas en 2008 (Giro y Vuelta) y se confirmó como el ciclista más inspirado del pelotón. Entonces, su equipo protagonizó una de las noticias más llamativas de los últimos años con el fichaje de Lance Armstrong.
Crispación
El heptacampeón, con 37 años, no parecía una amenaza a priori para discutir el liderato del madrileño. De hecho, el propio Contador agradeció el tirón mediático de su flamante compañero para así centrarse mejor en asaltar su segundo Tour.
Pero la crispación que ha existido durante la ronda gala ha puesto de manifiesto el vacío que el español ha experimentado en Astaná. Bruyneel no se ha molestado en ocultarlo, y en una etapa llegó a acompañar desde el coche a Armstrong, ignorando al de Pinto. El propio corredor estadounidense llegó a cuestionar un ataque del madrileño, ha admitido que hay tensiones y ya medita liderar un equipo en 2010, en el que quizá el propio Bruyneel le acompañe.
Contador, por su parte, y tras sufrir varios reproches por descolgar a Kloden en la etapa reina, ha pedaleado mejor que nadie y, con toda justicia y pocos apoyos, apuntala su reinado en el ciclismo. Su sonrisa descorchando champán en la última etapa de París, que se anotó Mark Cavendish al sprint, delata su inmensa felicidad.
La cuarta plaza de Alberto Contador en la penúltima etapa del Tour, la de la temible ascensión al Mont Ventoux, dejaba la ronda vista para sentencia. Alberto Contador ganaría su segundo Tour y se convertiría en el segundo ciclista español en repetir victoria en tierras galas tras Miguel Indurain, que logró cinco.
Pero, lejos de compartir euforia con su equipo, el corredor de Pinto optó por replegarse y pronunciar una elocuente frase: "He hecho dos Tours, uno en bici y otro en el hotel".
Sus declaraciones sugerían el divorcio total que existe con Johan Bruyneel, director de Astaná, y con Lance Armstrong, conflictivo compañero en las filas del equipo kazajo, y que se ha ido forjando a golpe de desprecios.
Tras vencer en 2007 en Francia, el primer disgusto para el madrileño surgió cuando no pudo disputar la carrera el año pasado. Una sanción por dopaje impidió a Astaná participar, lo que frenó la progresión de Contador en el Tour.
Pese a ello, sumó otras dos conquistas en 2008 (Giro y Vuelta) y se confirmó como el ciclista más inspirado del pelotón. Entonces, su equipo protagonizó una de las noticias más llamativas de los últimos años con el fichaje de Lance Armstrong.
Crispación
El heptacampeón, con 37 años, no parecía una amenaza a priori para discutir el liderato del madrileño. De hecho, el propio Contador agradeció el tirón mediático de su flamante compañero para así centrarse mejor en asaltar su segundo Tour.
Pero la crispación que ha existido durante la ronda gala ha puesto de manifiesto el vacío que el español ha experimentado en Astaná. Bruyneel no se ha molestado en ocultarlo, y en una etapa llegó a acompañar desde el coche a Armstrong, ignorando al de Pinto. El propio corredor estadounidense llegó a cuestionar un ataque del madrileño, ha admitido que hay tensiones y ya medita liderar un equipo en 2010, en el que quizá el propio Bruyneel le acompañe.
Contador, por su parte, y tras sufrir varios reproches por descolgar a Kloden en la etapa reina, ha pedaleado mejor que nadie y, con toda justicia y pocos apoyos, apuntala su reinado en el ciclismo. Su sonrisa descorchando champán en la última etapa de París, que se anotó Mark Cavendish al sprint, delata su inmensa felicidad.
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