17.11.09 -
ANA ISABEL BARDAJÍ HUESCA/ la Verdad
Santiago Mainar, único imputado por la muerte del alcalde de Fago, Miguel Grima, el 12 de enero de 2007, defendió de nuevo su inocencia, durante las más de tres horas que duró la primera sesión del juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Huesca. El ganadero y guarda forestal alegó que «acomodó su invención con la realidad gracias a todos los datos que periodistas, escritores y curiosos le habían contado».
El presunto asesino explicó ante el tribunal que se inculpó como «sacrificio para que no presionaran a los vecinos de Fago» y para «llamar la atención» y así provocar un proceso judicial donde poder denunciar lo que ocurría en la localidad. Sin embargo, tanto el abogado de la acusación particular, Enrique Trebolle, como el letrado de la acusación popular, José María Viladés, recalcaron las «contradicciones e incoherencias» que había en las declaraciones de Mainar.
El acusado, con aparente rostro sereno, llegó a la Audiencia Provincial de Huesca a las 9.45 horas, en medio de una gran expectación de medios de comunicación y ciudadanos. Media hora después comenzó la primera sesión del juicio con la lectura de la declaración de Mainar del 2 de febrero de 2007, en la que se incriminar como autor del asesinato de Grima. Posteriormente tuvieron lugar los interrogatorios, que comenzaron con el del fiscal jefe de Huesca, Felipe Zazurca; el del abogado de la acusación particular, el letrado de la acusación popular, que actúa en nombre del PP, partido al que pertenecía Grima, y, por último, el abogado del acusado, Marcos García Montes. Durante toda su intervención, Mainar intentó explicar por qué su declaración autoinculpatoria ante los agentes de Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, coincidía con el relato de los hechos. Sostuvo asimismo que «si hubiera tenido más detalles», los hubiera empleado para hacer su declaración «más creíble».
Explicó que pactó su declaración con los agentes del instituto armado, e insinuó que sus incoherencias quizá se debieran a las condiciones de su celda, la falta de lucidez y el agua que bebía, a la que, insinuó, «le habían puesto barbitúricos». El abogado defensor adujo que los «rasgos antropomórficos» de Mainar diferían de la descripción aportada por el médico Iñaki Bidegain y alegó que el ADN del pelo del acusado no permitía imputar a su cliente.
El presunto asesino explicó ante el tribunal que se inculpó como «sacrificio para que no presionaran a los vecinos de Fago» y para «llamar la atención» y así provocar un proceso judicial donde poder denunciar lo que ocurría en la localidad. Sin embargo, tanto el abogado de la acusación particular, Enrique Trebolle, como el letrado de la acusación popular, José María Viladés, recalcaron las «contradicciones e incoherencias» que había en las declaraciones de Mainar.
El acusado, con aparente rostro sereno, llegó a la Audiencia Provincial de Huesca a las 9.45 horas, en medio de una gran expectación de medios de comunicación y ciudadanos. Media hora después comenzó la primera sesión del juicio con la lectura de la declaración de Mainar del 2 de febrero de 2007, en la que se incriminar como autor del asesinato de Grima. Posteriormente tuvieron lugar los interrogatorios, que comenzaron con el del fiscal jefe de Huesca, Felipe Zazurca; el del abogado de la acusación particular, el letrado de la acusación popular, que actúa en nombre del PP, partido al que pertenecía Grima, y, por último, el abogado del acusado, Marcos García Montes. Durante toda su intervención, Mainar intentó explicar por qué su declaración autoinculpatoria ante los agentes de Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, coincidía con el relato de los hechos. Sostuvo asimismo que «si hubiera tenido más detalles», los hubiera empleado para hacer su declaración «más creíble».
Explicó que pactó su declaración con los agentes del instituto armado, e insinuó que sus incoherencias quizá se debieran a las condiciones de su celda, la falta de lucidez y el agua que bebía, a la que, insinuó, «le habían puesto barbitúricos». El abogado defensor adujo que los «rasgos antropomórficos» de Mainar diferían de la descripción aportada por el médico Iñaki Bidegain y alegó que el ADN del pelo del acusado no permitía imputar a su cliente.
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