Dos médicos salvan la vida a una niña alumbrada en los lavabos del hospital del Rosell de Cartagena y abandonada por su madre, que está encarcelada por intento de asesinato
25.11.09 - 00:39 -
ANTONIO LÓPEZ CARTAGENA / La Verdad
25.11.09 - 00:39 -
ANTONIO LÓPEZ CARTAGENA / La Verdad
«Fue una imagen escalofriante. La niña, envuelta aún en la placenta, estaba metida en una bolsa de basura cerrada que había dentro de una papelera. Estaba llena de sangre y no respiraba». El doctor Fernando García Sánchez nunca olvidará la guardia de la madrugada del pasado sábado. Él y su compañero Hugo Marroquín encontraron a una recién nacida en un cubo de basura de los lavabos del servicio de Urgencias del hospital Santa María del Rosell de Cartagena. Una mujer de 20 años y nacionalidad colombiana, A.C.P.L., dio a luz a su hija junto a un retrete y allí mismo la abandonó poniendo en peligro dos vidas.
«Estábamos haciendo nuestro recorrido rutinario cuando una administrativa nos alertó de que alguien había abortado en los servicios. Cuando entramos mi compañero y yo a los aseos nos encontramos las paredes y el suelo llenos de sangre. No sé por qué razón, pero miré en la papelera. Primero saqué papeles llenos de sangre, después una bolsa llena de basura y más abajo otra. Cuando la abrí me encontré a un bebé ensangrentado e inconsciente», cuenta el doctor García Sánchez.
Lo primero que se le pasó por la cabeza fue reanimar a la criatura. «Vi que era una vida y que tenía que salvarla. En ese momento los sentimientos los dejas a un lado y sólo actúas como médico. Le di unas palmaditas y no reaccionó, luego le toqué los talones con fuerza y enseguida comenzó a llorar. Fue un alivio». Cinco minutos más en el interior de la bolsa y la niña hubiera fallecido asfixiada.
«Estaba sana y fuerte»
Cuando la reanimaron, los doctores la trasladaron a la zona de emergencias para evaluar su estado. «La limpiamos y le realicemos las pruebas básicas. Estaba sana y fuerte. Pesó más de tres kilos», dice García Sánchez. De ahí fue trasladada en ambulancia a la unidad de neonatos del Hospital Naval, donde Servicios Sociales ya se ha hecho cargo de ella.
La madre de esta pequeña acudió sobre la una de la madrugada al hospital porque supuestamente le dolía una rodilla. A su llegada entró al aseo, donde aprovechó para dar a luz y abandonar al bebé en una papelera. Para evitar que fuera encontrado, lo metió en una bolsa de basura, la cerró y lo cubrió con papeles.
La voz de alarma la dieron los acompañantes de la mujer que, debido a que estaba tardando demasiado en el aseos, comenzaron a llamarla insistentemente. Cuando salió llevaba la ropa llena de sangre, que justificó diciendo que tenía la menstruación. Los administrativos de Urgencias, extrañados por el relato de la mujer, y al ver el estado en el que habían quedado los lavabos avisaron a los doctores. Tras encontrar a la niña y salvar su vida, avisaron a la Policía Nacional.
Según informaron ayer fuentes policiales, la mujer argumentó que tiró a la papelera a su hijo porque «no sabía qué hacer con el niño, pese a haber sido madre en otras dos ocasiones».
La mujer también fue trasladada al Naval junto a su hija donde permaneció durante toda la noche hospitalizada y custodiada por policías. El domingo por la tarde recibió el alta médica, pero fue detenida acusada de un delito de homicidio en grado de tentativa. El lunes fue puesta a disposición del Juzgado de Instrucción de guardia de Cartagena, cuyo titular ordenó su ingreso en prisión.
Mientras, los doctores Fernando García Sánchez y Hugo Marroquín reciben las felicitaciones de todos sus compañeros del hospital aunque ellos sólo piensan en que la niña salga adelante y en los pensamientos de la madre que la abandonó. «Fue un sentimiento contradictorio. Por un lado, cuando la niña comenzó a respirar, piensas que acabas de salvar una vida, pero por otro sientes frustración porque no sabes qué pasó por la cabeza de la mujer cuando metió a su bebé en una bolsa y lo tiró a la basura».
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