LOS ALCÁZARES/ Entidades financieras se van de Los Narejos. Bancos y Cajas cierran oficinas en la zona de influencia del Paseo Río Nalón.

Morente. Eurovillas VI

Residencial Nuevo Principado.

En el radio de acción, entorno, zona de influencia,…del Paseo Río Nalón, se vive esa fantasía pseudo restauradora alcazareña, innovación turística más vieja que La Tana, que debe generar más ingresos por cobro de tasas (de otro modo no se explica) que los antiguos fielatos y portazgos: ingesta en medio de la calle. Mesas, sillas y mil trastos en la vía pública. Al cambio de uso y función de un paseo público, transformándolo en sede permanente de: ruidos, aglomeraciones, humos, olor a comida y escándalos obedece, no hay duda, la huída de inversores en viviendas. Incautos (los antiguos) que compraron en una ZONA RESIDENCIAL ABIERTA, que ya no tiene ni bancos donde sentarse. El panorama es tan negativo que hace desistir a nuevos inversores bien informados. No pican. Ya está bien de gatos por liebres. Paralelamente se está produciendo otra salida/huída, que podrá tener diferentes lecturas y opiniones para todos los gustos. Pero que ahí está. Doctores tiene la Iglesia. En los últimos años han cerrado oficinas en los Narejos: BBVA, Banco Pastor, Cajamurcia, Cajamar,…y el Banco de Sabadell (ahora restaurante), que se ha hospedado con su hermana la CAM. Este cierre si se entiende.

No es habitual que una entidad financiera abandone una zona sin motivo. No suelen equivocarse, ni abandonar a las primeras de cambio. Sin embargo, se han ido cuatro. A poco que se conozca el negocio bancario y los estudios y sondeos que preceden a la apertura de una nueva oficina, las expectativas de negocio del Residencial Nuevo Principado y su entorno, entre 2000/2005 y 2013, se parecen como un huevo a una castaña. Cabía suponer entonces que esta zona atraería a familias alcazareñas y  pensionistas, en primera o segunda vivienda, residentes de larga estancia (seis meses años), ocupantes estacionales y permanentes, con cierta buena capacidad económica. Había motivo para pensarlo porque pagaban el m2 de vivienda a precio de oro. Claro está que compraban una vivienda y un entorno maravilloso. Pues bien, su parte alícuota de aquella maravilla es hoy una pesadilla gestionada directamente por unos gestores municipales que, al parecer, no dan para más que para negociar con la vía pública. Si bancos y cajas se van, los comerciantes deseados no vienen (diversificación de actividad) y decenas y decenas de restaurantes y bares siguen llegando, tal vez nos convirtamos en pedanía de Beirut, por modus operandi y vivendi.

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Dejando para una próxima ocasión el asunto de los bancos que trabajan con dinero, cabe destacar que los otros, los de sentarse, se alzan en Los Alcázares como el bastión de la innovación, es decir, de la desaparición progresiva, disimulada y por lo bajini, allí donde se fije el punto de mira municipal. El Paseo Río Nalón, convertido ya en comedor casi cubierto (si, si, casi cubierto de lonas), versión hortera de las calles de Toledo el Día del Corpus, dijo adiós hace tiempo a los bancos, lugar de reposo gratuito para las personas, cediendo suelo “de todos” a las bicicletas de los usuarios de los restaurantes. O sea, que si usted llega en bicicleta,  puede dejarla aparcada en el suelo, mientras consume. Pero si llega andando no tiene donde “aparcar” su cuerpo. Dicho de otro modo: artilugios metálicos atornillados en el enlosado para bicis, si. Bancos para cuerpos serranos, no.  Ahora le ha tocado al turno a la PLAZA DEL ESPEJO: bancos, mesas, casetas, chiringuitos, … Informaremos.