08.05.13 - 00:49 -
ALEXIA SALAS | SAN JAVIER./ La Verdad
Convertirse en fantasmas de ladrillo o reinventarse en alojamiento turístico. Es el dilema que se presenta a numerosas edificaciones que brotaron en el litoral murciano en los años de la burbuja inmobiliaria y que, con el posterior pinchazo, buscan una salida. El sector turístico de la Región, dotado de valores como las playas y los espacios naturales que resistieron al embate constructor, se ha convertido en la vía para evitar que se eternice el cartel de 'se vende'.
Según el último informe de Greenpeace sobre la costa española, en la Región quedan aún 70.000 viviendas sin vender, lo que supone un 39% por encima de la media nacional. La acelerada maquinaria del ladrillo frenó en seco con las primeras sacudidas de la crisis, pero la organización ecologista internacional asegura que en el espacio litoral que liberalizó la Ley del Suelo se podrían crear 110.000 viviendas más.
Algunos propietarios han optado por una solución más práctica que el embargo y las telarañas, por un nuevo modelo de negocio turístico que apenas tenía presencia en la Región, pero que la necesidad de rentabilizar a toda costa las inversiones ha dado nueva vida. Es el caso de la reconversión que la multinacional francesa Pierre Vacances ha logrado en cuatro bloques de La Manga, cuyo promotor no pudo vender por la caída de la demanda. La empresa «transforma estos complejos de apartamentos para que no pase como en algunos edificios sin vender, que se desvalorizan», explica su gerente, Antonio Jesús Romero. Es lo que hizo la firma gala, que llegó a La Manga hace dos años, ya en plena depresión económica y trazó su plan sobre los 174 apartamentos del kilómetro 17 sumidos en el mar estancado del mercado inmobiliario.
No hizo falta un millonario desembolso de compra. «Se alquila el edificio con una renta variable y se reconvierte en un hotel, con ofertas de alquiler por días, por semanas, con todos sus servicios turísticos de limpieza de habitaciones, recepción, los tradicionales 'amenities' para el baño», explica Romero.
El modelo de negocio turístico no excluye al inmobiliario, de manera que, según explica el representante, «los clientes pueden ser futuros compradores del apartamento, cualquiera puede comprarlo y Pierre Vacances le sigue gestionando el alquiler a un tercero».
Más trabajos
Otras ventajas que señala son los puestos de trabajo que genera el funcionamiento del complejo turístico, en lugar de languidecer en el olvido, y «que hacemos economía local, dentro de lo posible nuestros proveedores son los cercanos».
«Es rentable», afirma dos años después de la apertura el responsable de la multinacional en la Región. «Es una buena opción tal como se presenta el futuro, y con la escasa capacidad de camas que aún tiene la costa murciana», indica Romero. Tras la experiencia de La Manga, la firma francesa «no descarta otro proyecto similar, ya que estamos creciendo en España».
La fórmula ha cundido también en algunos de los 'resorts' construidos años atrás, donde las viviendas se pueden encontrar en los escaparates de alquileres turísticos de internet. La promotora ofrece además la posibilidad de gestionar al propietario un subarriendo a un tercero.
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