13.05.13 - 01:13 -
ALEXIA SALAS |/ la Verdad
«Este bastón son ahora mis ojos», aprendió uno de los alumnos del colegio Fulgencio Ruiz de Santiago de la Ribera, mientras avanzaba con un antifaz y pasitos cortos por el patio escolar. «¿Y qué pasa si te encuentras con un toldo demasiado bajo?», le pregunta Yolanda Hernández, directora de la ONCE en la comarca del Mar Menor. «Pues tendría que subir el bastón hacia arriba», razona el aprendiz de ciego
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Colándose en la piel de un discapacitado aprendieron los alumnos del colegio Fulgencio Ruiz, de Santiago de la Ribera, a reconocer los obstáculos inimaginables que surgen en el camino de un invidente, de un sordo, de un enfermo mental y un discapacitado físico o psíquico.
La II Jornada de Sensibilización con la Discapacidad, organizada por la Concejalía de Igualdad, llevó hasta el colegio de La Ribera a las asociaciones Afemar (enfermos mentales del Mar Menor), Aidemar (Discapacitados físicos, psíquicos y sensoriales del Mar Menor), ONCE, Fesormu (personas sordas de la Región), la Ortopedia Los Arcos y Fundamifp (fundación de discapacitados del Cuerpo Nacional de Policía).
En el patio escolar, los monitores instalaron un peculiar circuito de obstáculos con los que tropieza un discapacitado. La propia concejal de Igualdad, Celia Martínez, lo sabe. Sorda desde niña, logró el título de doctora 'cum laude' en Ingeniería Agrónoma con los sinsabores incluidos de perderse las palabras del profesor cuando daba la espalda para escribir en la pizarra.
En los plenos municipales, un intérprete de signos le traduce toda intervención política, por muy tortuosa que sea. Como la maestra de lenguaje visual que ayer enseñó a los pequeños a decir su nombre sin abrir la boca e incluso a transmitir en silencio a los demás el color de sus ropas.
Los escolares aprendieron, además, que «un discapacitado puede vivir solo, aunque para algunas cosas necesite alguna ayuda», les contaba la representante de la Asociación de familiares y pacientes de enfermedades mentales, Afemar. «¿Creéis que un niño hiperactivo es malo?», preguntó causando el desconcierto entre los alumnos, que terminaron por decidir que «no es malo, solo que no sabe estarse quieto», razonaba una alumna. «Como yo», se enorgullecía un compañero con dos dientes de menos y flequillo inquieto.
Los monitores de Fundamifp hicieron subir a los pequeños a unas plataformas con base esférica. «¿Ves cómo se siente alguien que no puede caminar bien, como si la tierra se moviese bajo sus pies?», les indicaba una representante de la asociación de discapacitados de la Policía Nacional.
Las estrecheces que encuentran los conductores de sillas de ruedas, las rampas empinadas, las aceras menguantes. Todo lo que no se ve si no es sobre ruedas. «¿Qué harías para cruzar una acera si no caminas bien?», pregunta al aire una monitora. «Coger del brazo a una chica», contesta un alumno.
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