domingo, 6 de diciembre de 2009

SAN JAVIER/ La Guardia Civil 'pesca' furtivos en El Estacio

Los agentes baten los alrededores del canal multando a los aficionados, que piden la creación de una licencia especial
06.12.09 - 01:13 -
LOLA GUARDIOLA/ La Verdad
El aviso a navegantes que lanzó la Consejería de Agricultura y Agua a principios de año se está cumpliendo -y de qué manera- en el canal del Estacio de La Manga, en San Javier. No pasa jornada sin que una batida de la Guardia Civil haga salir 'pitando' a los pescadores aficionados con cañas y capturas hacia sus vehículos para esconderlas, y evitar así que sean confiscadas, como obliga la ley.
En estos meses de otoño, cuando los pescadores buscan con denuedo las abundantes y jugosas doradas que nadan en tránsito, las visitas de los agentes se realizan «hasta dos y tres veces cada día, da igual si es de noche o madrugada», comenta Bernardo, un pescador aficionado que lleva 30 años practicando su afición en este cordón marino que une el Mar Menor y el Mediterráneo.
'La Verdad' fue testigo de una de estas redadas antifurtivos. Claro que pocas veces les cogen de improviso, porque suelen situar un vigilante en zona estratégica para que al grito de «¡agua!» salgan todos «cantando la caña», como ellos mismos dicen, y dejen la orilla expedita. Eso sí, no siempre les salen bien las cosas a todos. Cuando pillan a alguno con las manos en la masa, se imponen multas.
«Antes eran de 15 euros y ahora son de 201», señala Diego, otro de los veteranos del lugar. «Nos tratan como a traficantes o ladrones y la verdad es que no hacemos daño a nadie», se quejan todos los aficionados a la caña.
En realidad, ellos no se consideran furtivos, bajo el alegato de que la normativa de pesca no afecta a El Estacio al no ser, estrictamente, un canal navegable para todos los barcos por su insuficiente calado. En cualquier caso, conscientes de que su hobby está perseguido por las autoridades, proponen la creación de una «licencia especial, de carácter anual», como forma de regularizar la actividad.
Después de unos 25 minutos de registro de las orillas del canal -vacías pocos segundos después de su llegada-, los agentes de la Benemérita se marchan. Los pescadores, refugiados en una especie de mirador del canal, ven pasar las patrullas por el puente, dejan pasar unos segundos y vuelven a la carga. No hay tiempo que perder. Doradas de hasta dos kilos van camino del Mediterráneo o el Mar Menor, sin dueño.
30 años de disputas
La polémica no es actual, sino que viene de lejos. Los pescadores profesionales del Mar Menor son los principales opositores al ejercicio de esta actividad en los canales que unen la laguna salada y el Mediterráneo. Hablan de esta práctica como la «piratería del mar», puesto que se obtienen suculentos beneficios en perjuicio de los profesionales, que abonan sus licencias e impuestos y merman sus capturas. Sin embargo, los pescadores de El Estacio contraatacan: «Que nos aseguren las autoridades si ellos calan todas sus redes de forma legal en el Mar Menor». Según sus propias estimaciones, la mayoría de los pescadores del canal son aficionados, aunque «una pequeña parte comercializa el pescado porque están parados y quieren llevar pan a sus familias».
Otro factor puesto encima de la mesa es el ecológico. La Dirección General de Pesca de la Consejería de Agricultura y Agua insiste en que en esta época «las doradas van a depositar sus huevos a la laguna salada y habría que dejar que se reprodujeran». Mientras, la Guardia Civil seguirá jugando al gato y al ratón -o a la dorada y el pescador- en El Estacio.

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