20.12.09 - 01:06 -
ALEXIA SALAS SAN JAVIER./ La Verdad
ALEXIA SALAS SAN JAVIER./ La Verdad
La conservación cuesta 280.000 euros al año y el Consistorio pidió ayuda a los otros municipios del Mar Menor, pero sin éxito
Ni el Ayuntamiento ni la Comunidad Autónoma quieren hacerse cargo del mantenimiento del paso del Estacio
Se regala puente. Ultramoderna tecnología, valorado en más de siete millones de euros y con una torre de 50 metros de alto. Quien se lo quede deberá hacerse cargo de los 280.000 euros que cuesta el funcionamiento y la conservación cada año, según el estudio económico que la empresa ha presentado al Ayuntamiento de San Javier, responsable y pagador hasta ahora del paso elevado de La Manga que separa el Mar Menor del Mediterráneo. Para que diariamente los barcos puedan pasar de un mar a otro, al tiempo que se mantiene el paso terrestre que une La Manga por el canal, las arcas municipales han tenido que desembolsar hasta ahora 120.000 euros al año, un gasto que la alcaldesa, Pepa García, consideró cuanto menos dudoso. «Lo pagaban todos los vecinos de San Javier», afirma la regidora.
Recurrió en vano primero al resto de los ayuntamientos costeros del Mar Menor en busca de un acuerdo para cofinanciar el gasto. Expuso después a la Consejería de Obras Públicas su deseo de renunciar al puente, aunque de nuevo ha encontrado una respuesta negativa.
Según la directora general de Transportes, Carmen Sandoval, «quien tiene que pagar el puente es el Ayuntamiento de San Javier y así lo dicen los informes jurídicos». Sandoval insiste en que «no es una infraestructura de la Comunidad Autónoma, aunque ésta pagó la construcción, ya que se hizo un convenio». Cree que «la empresa tiene todo el derecho a reclamar el pago, y no nos negamos a articular una ayuda, ya que la colaboración entre administraciones es buena». Los carriles-bici que se han construido por la Región suponen el ejemplo de infraestructura a cargo de los ayuntamientos que, sin embargo, construye el Gobierno regional.
Por su parte, el Ayuntamiento de San Javier ha encargado sus propios informes jurídicos para aclarar hasta dónde llega realmente su responsabilidad sobre el puente, que ya ha dado más quebraderos de cabeza a la administración local que otra cosa.
No hace falta remontarse al viejo puente giratorio, que dejó aislada cada verano la zona norte de La Manga del resto del mundo. Hasta en helicópteros hubo que trasladar a veraneantes a causa de continuas roturas del mecanismo, repartir agua potable entre las familias atrapadas en la caravana de espera, y movilizar todas las fuerzas de emergencia. El pasado mes de agosto, con la carísima tecnología alemana en marcha, una avería volvió a partir La Manga en dos.
Cada dos horas
En condiciones normales, el puente que cubre el canal de 35 metros de ancho se abre cada dos horas en verano para el paso de embarcaciones, y con menor frecuencia en invierno, algo que suele irritar a los navegantes, que piden una mayor frecuencia de aperturas. «Cuanto más se abre, es más caro y molesta más a la carretera», explica la alcaldesa, quien asume la respuesta negativa de la Consejería de Obras Públicas a su regalo.
Al caro mantenimiento se une el complejo proceso de reparaciones. «Cada vez que se estropea tiene que venir un ingeniero alemán a repararlo, porque como es de altísima tecnología, sólo hay dos empresas, una en Japón y otra en Alemania», señala la regidora García.
Al igual que con famoso puente, el Ayuntamiento tiene la intención de renunciar a la concesión de los terrenos que le otorgó Costas. El caso es que la empresa encargada del funcionamiento del puente ha advertido que se marcha si no recibe el montante requerido para poner en marcha cada día el mecanismo de elevación con gatos hidráulicos que tiene el puente a cada orilla.
Ni el Ayuntamiento ni la Comunidad Autónoma quieren hacerse cargo del mantenimiento del paso del Estacio
Se regala puente. Ultramoderna tecnología, valorado en más de siete millones de euros y con una torre de 50 metros de alto. Quien se lo quede deberá hacerse cargo de los 280.000 euros que cuesta el funcionamiento y la conservación cada año, según el estudio económico que la empresa ha presentado al Ayuntamiento de San Javier, responsable y pagador hasta ahora del paso elevado de La Manga que separa el Mar Menor del Mediterráneo. Para que diariamente los barcos puedan pasar de un mar a otro, al tiempo que se mantiene el paso terrestre que une La Manga por el canal, las arcas municipales han tenido que desembolsar hasta ahora 120.000 euros al año, un gasto que la alcaldesa, Pepa García, consideró cuanto menos dudoso. «Lo pagaban todos los vecinos de San Javier», afirma la regidora.
Recurrió en vano primero al resto de los ayuntamientos costeros del Mar Menor en busca de un acuerdo para cofinanciar el gasto. Expuso después a la Consejería de Obras Públicas su deseo de renunciar al puente, aunque de nuevo ha encontrado una respuesta negativa.
Según la directora general de Transportes, Carmen Sandoval, «quien tiene que pagar el puente es el Ayuntamiento de San Javier y así lo dicen los informes jurídicos». Sandoval insiste en que «no es una infraestructura de la Comunidad Autónoma, aunque ésta pagó la construcción, ya que se hizo un convenio». Cree que «la empresa tiene todo el derecho a reclamar el pago, y no nos negamos a articular una ayuda, ya que la colaboración entre administraciones es buena». Los carriles-bici que se han construido por la Región suponen el ejemplo de infraestructura a cargo de los ayuntamientos que, sin embargo, construye el Gobierno regional.
Por su parte, el Ayuntamiento de San Javier ha encargado sus propios informes jurídicos para aclarar hasta dónde llega realmente su responsabilidad sobre el puente, que ya ha dado más quebraderos de cabeza a la administración local que otra cosa.
No hace falta remontarse al viejo puente giratorio, que dejó aislada cada verano la zona norte de La Manga del resto del mundo. Hasta en helicópteros hubo que trasladar a veraneantes a causa de continuas roturas del mecanismo, repartir agua potable entre las familias atrapadas en la caravana de espera, y movilizar todas las fuerzas de emergencia. El pasado mes de agosto, con la carísima tecnología alemana en marcha, una avería volvió a partir La Manga en dos.
Cada dos horas
En condiciones normales, el puente que cubre el canal de 35 metros de ancho se abre cada dos horas en verano para el paso de embarcaciones, y con menor frecuencia en invierno, algo que suele irritar a los navegantes, que piden una mayor frecuencia de aperturas. «Cuanto más se abre, es más caro y molesta más a la carretera», explica la alcaldesa, quien asume la respuesta negativa de la Consejería de Obras Públicas a su regalo.
Al caro mantenimiento se une el complejo proceso de reparaciones. «Cada vez que se estropea tiene que venir un ingeniero alemán a repararlo, porque como es de altísima tecnología, sólo hay dos empresas, una en Japón y otra en Alemania», señala la regidora García.
Al igual que con famoso puente, el Ayuntamiento tiene la intención de renunciar a la concesión de los terrenos que le otorgó Costas. El caso es que la empresa encargada del funcionamiento del puente ha advertido que se marcha si no recibe el montante requerido para poner en marcha cada día el mecanismo de elevación con gatos hidráulicos que tiene el puente a cada orilla.
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