Feliciano López y Fernando Verdasco ha ganado el partido de dobles a la pareja checa (7-6 -6-, 7-5, 6-2) y con ello la final de la Copa Davis
05.12.09 - 22:00 -
José Manuel Cuéllar BARCELONA/ La Verdad
05.12.09 - 22:00 -
José Manuel Cuéllar BARCELONA/ La Verdad
Una tranquilidad extraña acogió a los galácticos. Los mismos focos, el país entero pendiente, la gloria más cercana que nunca... Pero había mucha serenidad en los rostros, cuajo de ganadores, seguridad, firmeza, como si la madurez les hubiese calado en los huesos. Es posible que el escalón que ha subido Verdasco este año haya hecho florecer parte del potencial que Feli tiene dentro, pero lo cierto es que se vio una pareja muy hecha, dura como el pedernal, con muy pocas fisuras.
Enfrente, Navratil decidió jugársela. «Después de perdidos al río y, si hay que caer, lo haremos con las botas puestas», debió pensar. Así que sacó a toda su artillería después de las más de cuatro horas que Stepanek había jugado el día antes. Dio igual, allí estaban sus números uno y dos, dispuestos a morir matando.
Respondieron a un «break» con otro instantáneo para seguir en una pelea que fue cruenta desde el primer momento. Había mucha metralla en juego: el terrorífico saque de Feliciano, que falla uno de cada mil y el resto te mata, la potencia de Fer desde el fondo pegando unos mandobles enormes, el arte, casi liviano, de Stepanek, flotando por todos los lados de la pista, y el saque y la derecha de Berdych, muy duras.
Y Feli cogió su fusil
No todo funcionó bien, sobre todo Berdych, que tuvo una tarde discreta tirando a mala a veces y a muy mala la mayor parte del partido. Stepanek tiró del carro todo lo que pudo apareciendo como por arte de magia en la red en bolas que nadie más que él intuía que iban a estar ahí una décima de segundo después. Pero aquello no podía durar, porque los españoles no aflojaban. Feli dudó en el primer set más de la cuenta, pero sólo en lo concerniente a los cruces en la red, a veces tardío en la reacción, pero siempre hizo valer su saque, tremebundo en todo momento, imposible de leer para los checos, que nunca le adivinaron y, cuando lo hicieron, su velocidad les desbordaba. Con el saque, Berdych siempre estuvo al pie del árbol del ahorcado y en la muerte súbita acabó con la soga al cuello.
Resultó mortal para los checos porque Feli lo vio todo en panorámica, como un presentimiento: la 'Ensaladera', la gloria, la vuelta al ruedo y la salida a hombros. Cuando Feli presiente algo así resulta imparable porque la posibilidad del laurel le da alas. Restó como nunca pero, sobre todo, sacó y voleó de forma impecable.
Todo lo que fue ganando Feli lo fue perdiendo Berdych, que se vino abajo cuan largo es, y lo es mucho. Todo lo que pasaba por su raqueta acababa fuera o en la red, un desastre en todas las zonas de la pista. Perdió su saque y de camino la segunda manga, ya al borde del K.O. definitivo.
Fue el principio del fin y el comienzo del póquer de los galácticos, que se fueron a por la yugular de los checos, acorralados contra la pared y con Tomas arrastrando a Stepanek al fondo del barranco. Sin confianza, sin volea y fallando casi todo, los centroeuropeos perdieron dos veces más el servicio mientras Fer se les echaba encima a palo limpio, con unas derechas terroríficas, pasándoles por todos lados. El saque de Feli, destrozando las rayas, hizo el resto. Un 'Ensaladera' limpia de polvo y paja.
Enfrente, Navratil decidió jugársela. «Después de perdidos al río y, si hay que caer, lo haremos con las botas puestas», debió pensar. Así que sacó a toda su artillería después de las más de cuatro horas que Stepanek había jugado el día antes. Dio igual, allí estaban sus números uno y dos, dispuestos a morir matando.
Respondieron a un «break» con otro instantáneo para seguir en una pelea que fue cruenta desde el primer momento. Había mucha metralla en juego: el terrorífico saque de Feliciano, que falla uno de cada mil y el resto te mata, la potencia de Fer desde el fondo pegando unos mandobles enormes, el arte, casi liviano, de Stepanek, flotando por todos los lados de la pista, y el saque y la derecha de Berdych, muy duras.
Y Feli cogió su fusil
No todo funcionó bien, sobre todo Berdych, que tuvo una tarde discreta tirando a mala a veces y a muy mala la mayor parte del partido. Stepanek tiró del carro todo lo que pudo apareciendo como por arte de magia en la red en bolas que nadie más que él intuía que iban a estar ahí una décima de segundo después. Pero aquello no podía durar, porque los españoles no aflojaban. Feli dudó en el primer set más de la cuenta, pero sólo en lo concerniente a los cruces en la red, a veces tardío en la reacción, pero siempre hizo valer su saque, tremebundo en todo momento, imposible de leer para los checos, que nunca le adivinaron y, cuando lo hicieron, su velocidad les desbordaba. Con el saque, Berdych siempre estuvo al pie del árbol del ahorcado y en la muerte súbita acabó con la soga al cuello.
Resultó mortal para los checos porque Feli lo vio todo en panorámica, como un presentimiento: la 'Ensaladera', la gloria, la vuelta al ruedo y la salida a hombros. Cuando Feli presiente algo así resulta imparable porque la posibilidad del laurel le da alas. Restó como nunca pero, sobre todo, sacó y voleó de forma impecable.
Todo lo que fue ganando Feli lo fue perdiendo Berdych, que se vino abajo cuan largo es, y lo es mucho. Todo lo que pasaba por su raqueta acababa fuera o en la red, un desastre en todas las zonas de la pista. Perdió su saque y de camino la segunda manga, ya al borde del K.O. definitivo.
Fue el principio del fin y el comienzo del póquer de los galácticos, que se fueron a por la yugular de los checos, acorralados contra la pared y con Tomas arrastrando a Stepanek al fondo del barranco. Sin confianza, sin volea y fallando casi todo, los centroeuropeos perdieron dos veces más el servicio mientras Fer se les echaba encima a palo limpio, con unas derechas terroríficas, pasándoles por todos lados. El saque de Feli, destrozando las rayas, hizo el resto. Un 'Ensaladera' limpia de polvo y paja.
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