Varios encapuchados entraron por una ventana en la casa de Jerónimo Roca y, tras maniatar a su mujer, le dispararon en la cabeza
20.09.10 - 01:24 - A. NEGRE/ R. FERNÁNDEZ MURCIA./ La Verdad
20.09.10 - 01:24 - A. NEGRE/ R. FERNÁNDEZ MURCIA./ La Verdad
La carretera que conduce a la vivienda de Jerónimo Roca Ros es angosta y está escoltada a ambos lados por altos cañaverales. Uno debe conducir al menos unos minutos por ese camino rural poblado de socavones antes de disfrutar de un pequeño tramo de asfalto, que termina en la puerta misma del imponente chalé que este empresario cartagenero tenía en la finca Los Remolinos, en la diputación de Cuesta Blanca. Conocido por ser el fundador de la empresa Cárnicas Franvi, Jerónimo, de unos 60 años de edad y padre de cuatro hijos, vivía en este apartado paraje con su mujer. Hasta allí se desplazaron en la madrugada de ayer varios encapuchados -tres, según las primeras hipótesis- que acabaron con su vida descerrajándole un tiro en la cabeza.
Una ventana entreabierta fue la puerta de entrada para estos asaltantes de sangre fría que, pasada la medianoche del sábado, se introdujeron en la vivienda de este empresario cárnico, en principio, con la pretensión de robarle y obtener así un jugoso botín. El poderío del chalé era un fuerte reclamo para estos amigos de lo ajeno. Al parecer, según el estado en el que ayer se encontraba la vivienda, los ladrones podrían haber rajado la mosquitera de una de las ventanas exteriores para adentrarse en el interior del chalé.
Una vez dentro, los encapuchados sorprendieron al matrimonio en una de las habitaciones y, amenazándoles con armas de fuego, amordazaron a la mujer. Las primeras hipótesis apuntan a que el empresario cartagenero podría haber tratado de resistirse a las órdenes de los asaltantes y que éstos le habrían disparado un tiro a bocajarro en la cabeza. Sin embargo, todo ocurrió muy rápido y las circunstancias aún no están claras.
El cuerpo del hombre, que falleció poco después del disparo, fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Cartagena para practicarle la autopsia con la esperanza de que ésta logre aportar alguna pista más para tratar de dar con los autores de este asesinato. No ha trascendido, finalmente, si los asaltantes lograron su cometido de abandonar la vivienda con algo de valor en las manos. Fuentes ligadas al caso creen más probable que el asalto se les fuera de las manos y huyeran a toda prisa.
Un paraje remoto
La finca de Jerónimo Roca está situada a las afueras de la diputación de Cuesta Blanca, junto a su propia granja de animales, una extensión bastante amplia con varias naves. Por su ubicación, la víctima y su mujer apenas tenían vecinos que pudieran percatarse del asalto y ofrecer ayuda. El lugar está bastante apartado y poco iluminado en cuanto cae la noche. En la zona residen también, según explicaron ayer los vecinos, algunos de los empleados que la víctima tenía trabajando en su granja, principalmente asalariados extranjeros.
De este modo, la única compañía para el matrimonio en este apartado paraje eran algunas viviendas situadas a bastantes metros de distancia. Algunos de los habitantes de estas pequeñas casas de campo son inquilinos de la familia del industrial, que ayer recibieron con pesar la noticia. Los vecinos de este pequeño conjunto de casas, según explicaron a este diario, sólo se dieron cuenta de que algo andaba mal cuando comenzaron a escuchar gritos y sirenas de ambulancias. Demasiado tarde para auxiliar a la pareja.
Tras el crimen, que algunas fuentes sitúan pasada la medianoche, el pequeño camino de tierra que da acceso a la finca de esta familia se convirtió en un ir y venir de coches patrulla. «Salí a las cuatro de la mañana con el perro porque me sorprendió ver tanto coche por aquí», relataba ayer uno de los vecinos de las viviendas más cercanas. «No nos enteramos de nada hasta que esta mañana llegó la Guardia Civil a preguntarnos si habíamos visto algo».
La Policía Judicial de la Benemérita comenzó ya de madrugada sus labores de investigación para tratar de dar cuanto antes con los autores de este brutal crimen, que ayer sobrecogió a la diputación cartagenera. Algunos agentes realizaban en la mañana de ayer una inspección ocular en el chalé de la víctima con la intención de encontrar una huella o cualquier otro indicio que les conduzca a los asesinos. Además, según ha podido saber este diario, la Benemérita ha solicitado las grabaciones de las cámaras de seguridad de algunas de las naves cercana para tratar de identificar los automóviles que circularon por la carretera de acceso a la vivienda en las horas previas al crimen.
Por el momento, la hipótesis que cobra más fuerza es la de que los asaltantes entraran a la vivienda para cometer un robo y la situación se les fuera tanto de las manos que no dudaron en apretar el gatillo. Sin embargo, la Guardia Civil no descarta ninguna teoría por el momento. Algunos vecinos de la diputación cartagenera afirmaban ayer incluso que el empresario había tenido contratiempos en sus relaciones comerciales y con sus empleados y que algunas personas podrían haber tenido alguna rencilla con él por estos motivos.
A la espera de que la Guardia Civil dé con los asesinos, la familia Roca lloró ayer la pérdida de su cabeza de familia. Jerónimo Roca era conocido en la zona por haber fundado la empresa Cárnicas Franvi. Muchos vecinos del entorno acuden a la nave que ésta posee en la carretera de Molino de Marfagones para comprar la carne que ofrecía a precios bastantes populares. Según ha podido saber este diario, el negocio familiar, que arrancó en el año 1995, había pasado ahora a manos de uno de sus hijos.
Una ventana entreabierta fue la puerta de entrada para estos asaltantes de sangre fría que, pasada la medianoche del sábado, se introdujeron en la vivienda de este empresario cárnico, en principio, con la pretensión de robarle y obtener así un jugoso botín. El poderío del chalé era un fuerte reclamo para estos amigos de lo ajeno. Al parecer, según el estado en el que ayer se encontraba la vivienda, los ladrones podrían haber rajado la mosquitera de una de las ventanas exteriores para adentrarse en el interior del chalé.
Una vez dentro, los encapuchados sorprendieron al matrimonio en una de las habitaciones y, amenazándoles con armas de fuego, amordazaron a la mujer. Las primeras hipótesis apuntan a que el empresario cartagenero podría haber tratado de resistirse a las órdenes de los asaltantes y que éstos le habrían disparado un tiro a bocajarro en la cabeza. Sin embargo, todo ocurrió muy rápido y las circunstancias aún no están claras.
El cuerpo del hombre, que falleció poco después del disparo, fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Cartagena para practicarle la autopsia con la esperanza de que ésta logre aportar alguna pista más para tratar de dar con los autores de este asesinato. No ha trascendido, finalmente, si los asaltantes lograron su cometido de abandonar la vivienda con algo de valor en las manos. Fuentes ligadas al caso creen más probable que el asalto se les fuera de las manos y huyeran a toda prisa.
Un paraje remoto
La finca de Jerónimo Roca está situada a las afueras de la diputación de Cuesta Blanca, junto a su propia granja de animales, una extensión bastante amplia con varias naves. Por su ubicación, la víctima y su mujer apenas tenían vecinos que pudieran percatarse del asalto y ofrecer ayuda. El lugar está bastante apartado y poco iluminado en cuanto cae la noche. En la zona residen también, según explicaron ayer los vecinos, algunos de los empleados que la víctima tenía trabajando en su granja, principalmente asalariados extranjeros.
De este modo, la única compañía para el matrimonio en este apartado paraje eran algunas viviendas situadas a bastantes metros de distancia. Algunos de los habitantes de estas pequeñas casas de campo son inquilinos de la familia del industrial, que ayer recibieron con pesar la noticia. Los vecinos de este pequeño conjunto de casas, según explicaron a este diario, sólo se dieron cuenta de que algo andaba mal cuando comenzaron a escuchar gritos y sirenas de ambulancias. Demasiado tarde para auxiliar a la pareja.
Tras el crimen, que algunas fuentes sitúan pasada la medianoche, el pequeño camino de tierra que da acceso a la finca de esta familia se convirtió en un ir y venir de coches patrulla. «Salí a las cuatro de la mañana con el perro porque me sorprendió ver tanto coche por aquí», relataba ayer uno de los vecinos de las viviendas más cercanas. «No nos enteramos de nada hasta que esta mañana llegó la Guardia Civil a preguntarnos si habíamos visto algo».
La Policía Judicial de la Benemérita comenzó ya de madrugada sus labores de investigación para tratar de dar cuanto antes con los autores de este brutal crimen, que ayer sobrecogió a la diputación cartagenera. Algunos agentes realizaban en la mañana de ayer una inspección ocular en el chalé de la víctima con la intención de encontrar una huella o cualquier otro indicio que les conduzca a los asesinos. Además, según ha podido saber este diario, la Benemérita ha solicitado las grabaciones de las cámaras de seguridad de algunas de las naves cercana para tratar de identificar los automóviles que circularon por la carretera de acceso a la vivienda en las horas previas al crimen.
Por el momento, la hipótesis que cobra más fuerza es la de que los asaltantes entraran a la vivienda para cometer un robo y la situación se les fuera tanto de las manos que no dudaron en apretar el gatillo. Sin embargo, la Guardia Civil no descarta ninguna teoría por el momento. Algunos vecinos de la diputación cartagenera afirmaban ayer incluso que el empresario había tenido contratiempos en sus relaciones comerciales y con sus empleados y que algunas personas podrían haber tenido alguna rencilla con él por estos motivos.
A la espera de que la Guardia Civil dé con los asesinos, la familia Roca lloró ayer la pérdida de su cabeza de familia. Jerónimo Roca era conocido en la zona por haber fundado la empresa Cárnicas Franvi. Muchos vecinos del entorno acuden a la nave que ésta posee en la carretera de Molino de Marfagones para comprar la carne que ofrecía a precios bastantes populares. Según ha podido saber este diario, el negocio familiar, que arrancó en el año 1995, había pasado ahora a manos de uno de sus hijos.
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