lunes, 3 de enero de 2011

Un mes de 'tregua' al pitillo

Durante los 30 primeros días de la ley antitabaco, los inspectores de Sanidad no pondrán multas. La suya será una labor informativa
03.01.11 - 00:38 - ALICIA NEGRE | MURCIA/ la Verdad
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Lo de los pitillos en la barra del bar ya es historia. La nueva ley antitabaco, que prohíbe fumar en todos los espacios públicos cerrados y en algunos al aire libre, como parques y lugares de ocio infantil, colegios y recintos hospitalarios, vio ayer la luz. El suyo fue, sin embargo, un inicio un tanto extraño. Al ser domingo, la mayoría de los 200 inspectores de Sanidad que velarán por el cumplimiento de esta norma se encontraban disfrutando de su día libre, según fuentes de la Consejería. Los que estaban de guardia andaban en otros menesteres -principalmente controles en mercadillos ambulantes- y, por lo tanto, el arranque de la ley quedó en manos de la conciencia de cada uno. Nada de 'patrullas' vigilantes ni multas. La ley se impuso por sí sola.
«La gente ya se ha hecho a la idea y esta mañana, en el café, no hemos tenido ni que recordárselo a nadie», explicaba ayer Juanjo López, empleado de la cafetería Café&Té de Murcia. Pese a la falta de vigilancia, la primera jornada de la nueva ley antitabaco transcurrió ayer sin grandes contratiempos. Los hosteleros levantaron la persiana con nuevas reglas y los ceniceros en la puerta. El buen tiempo aminoró el mosqueo de los miles de fumadores que ayer comenzaron a encenderse sus pitillos en las terrazas. «Me parece fatal porque parecemos apestados y hoy vale, pero ¿qué va a pasar los días de lluvia y frío?», explicaba resignado José Antonio Pérez, fumador desde hace décadas. «Con el 'boom' que se le ha dado no nos queda otra».
José Orenes, propietario del pub Classcentro, en Murcia, comenzó a aplicar la norma desde la medianoche. «Los camareros y los porteros se encargaron de informar a la gente», relataba. «Es una faenilla y creo que habrá problemas con los clientes». Como tantos otros hosteleros, Orenes critica que la Ley imponga multas también a los propietarios del local. «Tienen que denunciar al responsable. ¿Qué culpa tengo yo de que lo que haga la gente?», clamaba. «Es como si un tío va a 200 kilómetros con su coche por la autovía y denuncian a la casa que fabrica el automóvil».
La crítica a las sanciones, que oscilan entre los 30 y los 600.000 euros, no es unánime, sin embargo, en todo el sector. Diferente opinión mantiene Santiago Jiménez, uno de los propietarios de la Cervecería Lolas, de Murcia. «Me parece normal si han creado una ley es para que la cumplamos todos». Estas multas, sin embargo, no comenzarán a imponerse hasta dentro de un mes, tal y como ayer explicó a 'La Verdad' el director general de Salud Pública, Francisco García Ruiz.
Al igual que ocurrió con la anterior legislación, la Consejería de Sanidad ha estimado oportuno no comenzar a aplicar la ley a rajatabla y dejar un periodo de adaptación. Durante los 30 próximos días, los inspectores de Sanidad se encargarán de informar a hosteleros y clientes sobre los vericuetos de la Ley y las sanciones a las que se enfrentan en caso de infringirla. Una vez transcurrido este periodo, aquel que no cumpla la ley, tendrá que pagar.
Las posibles pérdidas en el sector era ayer otra de las grandes críticas de los hosteleros. «Tenemos un cliente muy habitual que hoy ya no quiere entrar porque no puede fumarse el cigarrillo», confesaba José Lucas, camarero del café Alfio de Murcia. La incertidumbre era la nota predominante en bares y restaurantes. Mientras las asociaciones de hosteleros hablaban de recortes cercanos al 10%, a pie de calle el sector confesaba sus dudas. «Todavía es pronto para saberlo pero creo que nos va a repercutir», reflexionaba José María Espín, camarero del murciano bar Panocho. «Habrá gente que se hará la paella en casa para poder fumarse su cigarro tranquilo».
«La gente se acostumbrará como se acostumbró a la anterior y no pasará nada», recalcaba López.
La propia ministra de Sanidad, Leire Pajín, salió ayer al paso de estas inquietudes y señaló su confianza en que los hosteleros serán «los más firmes defensores» de la ley, cuando «comprueben que sus negocios no se resiente por la prohibición de fumar en los espacios cerrados». A su juicio, «se acabarán dando cuenta de que es una norma que protege a los trabajadores y mejora el ambiente de sus locales».
Algunos hosteleros ya alababan ayer el aire limpio en sus locales. «Antes nos tragábamos el humo de todo el mundo», bromeaba López. «Ganamos en calidad de vida».

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