El plan sucesorio de Zapatero desata un guirigay en el PSOE

Chaves habla en pasado del presidente del Gobierno e insta a los socialistas a «asumir con normalidad» que el cabeza de lista sea otro 

28.01.11 - 02:42 - 

RAMÓN GORRIARÁN | MADRID./ La Verdad

Los miembros del Gobierno y los dirigentes del PSOE se multiplicaron para defender que José Luis Rodríguez Zapatero sea sucandidato en las elecciones de 2012. Todos a una sostuvieron que es su mejor activo político y tacharon de «especulaciones» las informaciones de que Alfredo Pérez Rubalcaba va a ser el sustituto. Ahora bien, ninguno, por si acaso, echó tierra sobre la posibilidad de que el vicepresidente sea el que compita con Mariano Rajoy.

Salieron en tromba, pero quedó la sensación de que cumplían un expediente. Solo uno se salió del guión, Manuel Chaves, y fue muy revelador. Puede que fuera una traición del subconsciente o un lapsus lingüístico, pero el vicepresidente tercero dijo: «Yo hubiera preferido que hubiera seguido José Luis Rodríguez Zapatero, pero hay que afrontar con absoluta normalidad el supuesto de otro candidato. Lo haremos bien». En pasado para hablar del jefe del Ejecutivo y en futuro para explicar los pasos que deben dar los socialistas tras la renuncia. ¿Chaves daba por descontado que el presidente no va a pelear la reelección o era, sin más, una forma de hablar? En el PSOE se inclinaban por lo segundo.

Pero sus reflexiones tuvieron seguidores que, por primera vez, dijeron en público que Zapatero no será candidato en 2012. Entre ellos, Emiliano García-Page, alcalde de Toledo y hombre de confianza de José Bono, quien afirmó que el presidente del Gobierno «no va a repetir». Aunque a renglón seguido aclaró que lo suyo era «una hipótesis» que no se basaba en información de «altas instancias» .

Otro que también apostó por el número dos del Ejecutivo, aunque sin descartar a Zapatero, fue el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández-Vara, porque es «la persona que mejor sintetiza en el PSOE lo que el país necesita». Pero también matizó que era su opinión personal porque el asunto «aún no se ha debatido» en los órganos de dirección del PSOE.

El guión oficial, sin embargo, no hacía ni mención de Rubalcaba y giraba en torno a la idea de que el presidente del Gobierno es «la mejor opción» de los socialistas, en palabras del vicesecretario general del PSOE, José Blanco. El también ministro de Fomento tachó de «especulaciones» las informaciones sobre la decisión de Zapatero de ceder el paso a su vicepresidente primero.

El ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, se sumó al coro y afirmó que hablar de la candidatura de Rubalcaba es una «especulación que no tiene fundamento» porque los socialistas «por mayoría, por no decir unanimidad», respaldan que el presidente del Gobierno se presente a la reelección.

Inoportunidad

Del mismo modo, José Antonio Alonso, portavoz socialista en el Congreso y una de las personas más cercanas al presidente del Gobierno, aseguró que «jamás» han hablado de este asunto en la dirección del partido y se mostró convencido de que la candidatura de su líder en las listas de 2012 es la opción «mayoritaria» en el PSOE. El secretario de Estado de Cooperación Territorial, Gaspar Zarías, afirmó que el PSOE no tiene «un candidato», tiene «un presidente del Gobierno y estamos trabajando para que los siga siendo después de las elecciones de 2012».

Lo cierto es que la información publicada por este periódico sobre la puesta en marcha de un plan para asegurar una transición tranquila de Zapatero a Rubalcaba provocó una marejada en la Moncloa y en el PSOE. No porque sean un despropósito, es un tema de conversación recurrente entre los socialistas, sino por la inoportunidad de su irrupción en escena, cuando el jefe del Ejecutivo está más interesado que nunca en que el foco informativo esté centrado en su programa de reformas o en el acuerdo sobre pensiones cerrado ayer mismo.

La polémica, además, cobrará nuevo vuelos en la convención que celebrará el PSOE este fin de semana en Zaragoza, que reunirá a todo el que pinta algo en el partido, y amenaza con opacar el objetivo del cónclave, afinar el programa para los comicios del 22 de mayo.