domingo, 1 de agosto de 2010

SAN JAVIER/ Noche de seductores


Jazz San Javier ofrece una velada sobresaliente en la que brillaron por todo lo alto Colina-Serrano Projet y Richard Galliano Tangaria Quartet
01.08.10 - 00:28 -
ALEXIA SALAS / la Verdad


Es una estrategia de la mente hiperactiva de Alberto Nieto, a la sazón director de todo este tinglado que se marcha con dolor, como abandonan los grandes amantes, que muere matando. Después de una de las ediciones más completas musicalmente, con noches de muy alto nivel y algunos descubrimientos luminosos, nos reserva para el final las flechas más letales, con estos dos cuartetos embrujadores y absolutamente románticos, sí, que algunos quedamos por ahí que no nos avergonzamos en reconocer que el romanticismo salva nuestras vidas de caer con los dos pies en el asfalto.
Ambos eran reencuentros, es decir, disparos infalibles con balas de verdad. El seductor de la armónica Antonio Serrano, el músico que más veces ha acudido a Jazz San Javier-y aún le dicen desde las gradas que no se le ocurra marcharse- con el contrabajista Javier Colina, otro conocido del Parque Almansa, que emprenden Colina-Serrano Proyect, una apuesta segura dado el alto nivel de los dos músicos y el repertorio elegido, absolutamente encantador de masas. A saber, arreglos de composiciones de Steve Wonder, Paco de Lucía o Jaco Pastorius, con el toque latino con vena flamenquita de la pareja española, el sonido melancólico y profundo de la mejor armónica del panorama actual, y una acertada compañía, la batería de Guillermo McGill y la voz melosa de Carmen Rodríguez, que fue cantante del dúo La Plata, para temas eternos, como el bolero 'La mentira', de Álvaro Carrillo. El resultado es para llevárselo a casa. Serrano se ha convertido en un consumado seductor con la armónica.
Aprieta sus manos alrededor de la barbilla y, con un instrumento casi invisible, roba la atención del escenario. Ya se sabe cómo domina todas las técnicas y cómo ha sabido integrar todas las músicas que han pasado por su vida en una voz muy personal, con una impredecible capacidad de emocionar. Se agacha, como agazapado, cuando hablan el contrabajo flamenco-latino-mundano de Colina, y emerge de su trinchera con respuestas turbadoras, igual con un estudio de Chopin que con la versión del Zyrab de Paco de Lucía, plenos de duende en la reconocible música del genio. Cómo no recordar otros preciosos momentos que han dado estos músicos españoles a San Javier, como el encuentro con Luís Salinas, pero el de la 13 edición pasará como uno de los mejores.
Otro viejo amigo de este escenario, el acordeonista Richard Galliano, arrebatador en su repertorio tanguero, terminó de colmar la noche de emociones, virtuoso e intuitivo como siempre. Hizo un repaso por composiciones propias, con ese brío airoso y elegante del tango, con notas de carrusel parisino, de jazz, de sonoridades clásicas y de bandas sonoras, entre recovecos llenos de swing y esa nueva mirada sobre la musette. Toda una exhibición de facultades, con instantes gloriosos como el de Chat Pitre, en el que un violinista con carácter estuvo a la altura del maestro, con un sutil diálogo desbordante de gracia. Galliano se trajo en este viaje a un percusionista latino que pone un rico telón de fondo a su música, el golpe seco del cajón o una miríada de efectos y matices. Prosiguió después con algunas creaciones que compartió con el gran Piazzolla, como el imponente 'Aria & Libertango'. Tuvo que salir en dos ocasiones, con el auditorio en pie, que quedó del todo embrujado con el clásico 'Autum leaves'. Inolvidable.

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