Formaban parte de una banda de cinco jóvenes que se desplazaban por toda la comarca del Mar Menor y que cometieron al menos ocho asaltos
09.04.10 - 01:06 -
LA VERDAD
El más maduro -por llamarlo de algún modo- no superaba los 19 años. De nuevo una banda de jovencísimos delincuentes ha quedado desarticulada por la Guardia Civil, que ha acabado deteniendo a sus cinco componentes -dos de ellos, menores de edad- en una operación que se inició hace un mes al detectar el instituto armado un aumento del número de robos en el interior de vehículos, sobre todo en la pedanía de Lo Pagán.
Con los arrestos, hasta el momento se han podido esclarecer ocho de estos hechos delictivos, recuperándose también parte de los efectos robados, entre ellos radio cedés, móviles y gafas de sol que el grupo sustraía de los coches después de forzar sus puertas. La Guardia Civil inició en febrero las investigaciones al detectar que los robos seguían el mismo 'modus operandi' y se producían en toda la comarca del Mar Menor, generando una gran alarma social entre la población.
Fruto de las primeras pesquisas policiales, los agentes investigadores comprobaron que detrás de los robos se encontraba una banda integrada por varias personas de edades comprendidas entre los 17 y los 19 años, iniciando dispositivos de vigilancia y seguimiento con el fin de conocer completamente la estructura y organización de este grupo delictivo para la desarticulación de mismo.
Tres vigilaban, dos robaban
Los componentes de esta organización ilícita se desplazaban a las distintas localidades de la comarca para cometer los hechos delictivos y adoptaban numerosas medidas de seguridad para evitar ser detectados. Los integrantes de esta banda juvenil, con estructura organizada, iniciaban su actividad delictiva marcando sus víctimas, en este caso vehículos que estuvieran estacionados en la vía pública en zonas apartadas y poco frecuentadas por transeúntes.
Una vez ubicado el objetivo, tomaban numerosas precauciones para evitar ser localizados en el momento de la sustracción, tres de ellos vigilaban mientras los otros dos, empleando fuerza, destrozaban el marco de las puertas de los vehículos, accedían al interior de los mismos y sustraían equipos de música y efectos personales de valor de los propietarios. Una vez cometido el robo trasladaban el botín hasta uno de los domicilios de uno de los menores donde posteriormente le daban salida en el mercado ilícito.
09.04.10 - 01:06 -
LA VERDAD
El más maduro -por llamarlo de algún modo- no superaba los 19 años. De nuevo una banda de jovencísimos delincuentes ha quedado desarticulada por la Guardia Civil, que ha acabado deteniendo a sus cinco componentes -dos de ellos, menores de edad- en una operación que se inició hace un mes al detectar el instituto armado un aumento del número de robos en el interior de vehículos, sobre todo en la pedanía de Lo Pagán.
Con los arrestos, hasta el momento se han podido esclarecer ocho de estos hechos delictivos, recuperándose también parte de los efectos robados, entre ellos radio cedés, móviles y gafas de sol que el grupo sustraía de los coches después de forzar sus puertas. La Guardia Civil inició en febrero las investigaciones al detectar que los robos seguían el mismo 'modus operandi' y se producían en toda la comarca del Mar Menor, generando una gran alarma social entre la población.
Fruto de las primeras pesquisas policiales, los agentes investigadores comprobaron que detrás de los robos se encontraba una banda integrada por varias personas de edades comprendidas entre los 17 y los 19 años, iniciando dispositivos de vigilancia y seguimiento con el fin de conocer completamente la estructura y organización de este grupo delictivo para la desarticulación de mismo.
Tres vigilaban, dos robaban
Los componentes de esta organización ilícita se desplazaban a las distintas localidades de la comarca para cometer los hechos delictivos y adoptaban numerosas medidas de seguridad para evitar ser detectados. Los integrantes de esta banda juvenil, con estructura organizada, iniciaban su actividad delictiva marcando sus víctimas, en este caso vehículos que estuvieran estacionados en la vía pública en zonas apartadas y poco frecuentadas por transeúntes.
Una vez ubicado el objetivo, tomaban numerosas precauciones para evitar ser localizados en el momento de la sustracción, tres de ellos vigilaban mientras los otros dos, empleando fuerza, destrozaban el marco de las puertas de los vehículos, accedían al interior de los mismos y sustraían equipos de música y efectos personales de valor de los propietarios. Una vez cometido el robo trasladaban el botín hasta uno de los domicilios de uno de los menores donde posteriormente le daban salida en el mercado ilícito.
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