Tiene preparado un comprador pero el dueño del club pide unas cifras desorbitadas: 30 millones de deuda más 25 para su bolsillo
13.01.10 - 00:42 -
P. L. / E. F. MURCIA. / la Verdad
13.01.10 - 00:42 -
P. L. / E. F. MURCIA. / la Verdad
El Ayuntamiento de Murcia ha tomado cartas en el asunto. La crítica situación deportiva y económica del Real Murcia y la falta de respuestas por parte de Jesús Samper, propietario del club, han obligado a los responsables del Gobierno municipal a buscar un posible comprador para que se haga cargo de la entidad grana.
El Ayuntamiento lleva ya varios meses negociando con dos empresas de fuera de Murcia para que se unan y cojan las riendas del club. El principal problema es que Jesús Samper, con el que el Gobierno municipal ya se ha habido dos veces para negociar la venta del club, se niega a irse si no saca un importante beneficio económico.
Por un lado, estas dos empresas, una dedicada a la construcción y la otra a sistemas informáticos, deben de hacerse cargo de la deuda que ha generado Jesús Samper en los doce años que lleva al frente del Real Murcia. La cantidad asciende, como mínimo, a 30 millones de euros. El gran problema radica en que el actual propietario pide otros 25 millones por las acciones, dinero que pasaría a su cuenta particular.
Hoy por hoy es prácticamente imposible que alguna empresa invierta estas cantidades en un club de fútbol, mucho menos si está en Segunda División, en puestos de descenso e inmerso en un concurso de acreedores.
Los responsables del equipo de Gobierno intentan ahora que Samper acepte una oferta más real y acorde con la actual situación del club y del mercado. Por ahora, el empresario madrileño se niega a bajar sus pretensiones e incluso ha puesto pegas porque, según parece, las empresas que están dispuestas a unirse para sacar al Real Murcia adelante no son de su agrado.
Para los responsables del Gobierno municipal la etapa de Samper en Murcia ya ha terminado. Uno de los motivos es la falta de interés del empresario madrileño por dar soluciones a los problemas del club. Año tras año se repiten los mismos errores sin que Samper demuestre una intención clara de cambiar la estructura y mejorar con el objetivo de mejorar los resultados deportivos.
Un año de divorcio
El divorcio entre el Ayuntamiento y Samper comenzó tras la cena del Centenario. Un día después de que el alcalde, Miguel Ángel Cámara, brindara por el Real Murcia delante de cientos de personas, el dueño de la entidad anunció su marcha por sorpresa y sin previo aviso.
Regresó tres meses después, una vez que se hizo con la mayoría de acciones [hasta ese momento en manos de su cuñado Juan Manuel Trujillo] y con la entidad ya inmersa en el concurso de acreedores.
Samper anunció un club más cercano a la sociedad murciana, aseguró cambios en la estructura y dijo que había aprendido de sus errores. Nada de eso ha sucedido. Muy al contrario, Samper siguió confiando en sus empleados más fieles, a pesar de que los resultados de sus gestiones, tanto en la parcela económica como deportiva, han resultado muy desafortunados, y eligió a José Ángel Serantes como presidente ante la sorpresa de las autoridades murcianas.
Casi un año después el club está en una situación muy crítica y, por ahora, no hay visos de que se vaya a hacer nada para cambiarla. Ante el inmovilismo del empresario madrileño, y adelantándose a lo que puede pasar dentro de unos meses, en el Ayuntamiento de Murcia decidieron ponerse en marcha.
Además, la relación con Samper está más distante y fría que nunca, ya que el propietario del club casi no tiene tiempo para atender sus asuntos murcianos y está mucho más volcado en otros negocios fuera de España. De hecho, el contacto entre ambas partes es muy esporádico y mucho más breve que en otras etapas, cuando el proyecto del estadio Nueva Condomina no estaba terminado.
El Ayuntamiento lleva ya varios meses negociando con dos empresas de fuera de Murcia para que se unan y cojan las riendas del club. El principal problema es que Jesús Samper, con el que el Gobierno municipal ya se ha habido dos veces para negociar la venta del club, se niega a irse si no saca un importante beneficio económico.
Por un lado, estas dos empresas, una dedicada a la construcción y la otra a sistemas informáticos, deben de hacerse cargo de la deuda que ha generado Jesús Samper en los doce años que lleva al frente del Real Murcia. La cantidad asciende, como mínimo, a 30 millones de euros. El gran problema radica en que el actual propietario pide otros 25 millones por las acciones, dinero que pasaría a su cuenta particular.
Hoy por hoy es prácticamente imposible que alguna empresa invierta estas cantidades en un club de fútbol, mucho menos si está en Segunda División, en puestos de descenso e inmerso en un concurso de acreedores.
Los responsables del equipo de Gobierno intentan ahora que Samper acepte una oferta más real y acorde con la actual situación del club y del mercado. Por ahora, el empresario madrileño se niega a bajar sus pretensiones e incluso ha puesto pegas porque, según parece, las empresas que están dispuestas a unirse para sacar al Real Murcia adelante no son de su agrado.
Para los responsables del Gobierno municipal la etapa de Samper en Murcia ya ha terminado. Uno de los motivos es la falta de interés del empresario madrileño por dar soluciones a los problemas del club. Año tras año se repiten los mismos errores sin que Samper demuestre una intención clara de cambiar la estructura y mejorar con el objetivo de mejorar los resultados deportivos.
Un año de divorcio
El divorcio entre el Ayuntamiento y Samper comenzó tras la cena del Centenario. Un día después de que el alcalde, Miguel Ángel Cámara, brindara por el Real Murcia delante de cientos de personas, el dueño de la entidad anunció su marcha por sorpresa y sin previo aviso.
Regresó tres meses después, una vez que se hizo con la mayoría de acciones [hasta ese momento en manos de su cuñado Juan Manuel Trujillo] y con la entidad ya inmersa en el concurso de acreedores.
Samper anunció un club más cercano a la sociedad murciana, aseguró cambios en la estructura y dijo que había aprendido de sus errores. Nada de eso ha sucedido. Muy al contrario, Samper siguió confiando en sus empleados más fieles, a pesar de que los resultados de sus gestiones, tanto en la parcela económica como deportiva, han resultado muy desafortunados, y eligió a José Ángel Serantes como presidente ante la sorpresa de las autoridades murcianas.
Casi un año después el club está en una situación muy crítica y, por ahora, no hay visos de que se vaya a hacer nada para cambiarla. Ante el inmovilismo del empresario madrileño, y adelantándose a lo que puede pasar dentro de unos meses, en el Ayuntamiento de Murcia decidieron ponerse en marcha.
Además, la relación con Samper está más distante y fría que nunca, ya que el propietario del club casi no tiene tiempo para atender sus asuntos murcianos y está mucho más volcado en otros negocios fuera de España. De hecho, el contacto entre ambas partes es muy esporádico y mucho más breve que en otras etapas, cuando el proyecto del estadio Nueva Condomina no estaba terminado.
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