SAN SEBASTIÁN, 9 (EUROPA PRESS)
José Ignacio Munilla pidió este sábado "comprensión" a la sociedad vasca, tras ser nombrado obispo de San Sebastián en la catedral del Buen Pastor durante una misa solemne presidida por el Nuncio Renzo Fratini, presentándose ante los fieles como "pobre y humilde".
El Nuncio Renzo Fratini presidió esta ceremonia en la catedral de la capital guipuzcoana, a la que asistieron el antecesor de Munilla, Juan María Uriarte, alrededor de 40 obispos y varios representantes institucionales como la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, el alcalde de Zumarraga (Gipuzcoa), Mikel Serrano (PSE), y el secretario general del PP vasco, Carmelo Barrio.
El nuevo obispo se presentó como "pobre y humilde" ante los presentes y expresó su "deseo" y "disposición" de trabajar "de forma que todos juntos" sirvan a Cristo "sumando esfuerzos al proyecto pastoral diocesano de una Iglesia al servicio del Evangelio", en una catedral abarrotada de fieles que ya ocupaban todos los asientos del templo una hora y media antes de que comenzara la ceremonia, a las 12.00 horas.
Los asistentes dieron un aplauso de bienvenida de unos ocho minutos de duración antes de que Munilla tomara la palabra como obispo de la Diócesis donostiarra para manifestar su "sensación" de que las expectativas que podían tener muchos de los presentes en su recibimiento serían "muy superiores a lo que quepa esperar" de él. "Caminaremos juntos, creciendo en comunión entre nosotros, en plena apertura y obediencia a la orientaciones de nuestro querido papa, Benedicto XVI", avanzó Munilla.
El obispo hizo también referencia a la "presión que se genera en ciertos momentos" y al "factor mediático" que, desde su punto de vista, "contribuye fácilmente a construir castillos en el aire", a "engrandecer" a quienes, "lejos de ser supermanes, tan sólo son unos peregrinos más en el camino de la vida", y a "juzgar como demonios a quienes simplemente comparten nuestra misma condición pecadora".
"BUENA ACOGIDA"
Munilla agradeció a los donostiarras su buena acogida, aunque señaló que le resultaba "un tanto desproporcionada" y que ha sido "sobredimensionada por las circunstancias".
También agradeció "todo" lo recibido a la Iglesia, especialmente a la Diócesis de San Sebastián, en la que ejerció el ministerio sacerdotal, y a la de Palencia, de la que se despidió recientemente para ocupar su actual cargo en la capital guipuzcoana, así como a los miembros de su familia, algunos de ellos presentes en la ceremonia.
A las 12.30 horas, el Nuncio hacía entrega del báculo y de la mitra a Munilla, quien recibía en ese momento la larga ovación de los feligreses, la mayor parte donostiarras, pero también llegados en diferentes autobuses desde Palencia y Zumarraga.
Renzo Fratini destacó por su parte el "acerbo espiritual católico" de la iglesia vasca y sus misioneros, saludó a Munilla y Uriarte, así como al obispo emérito José María Setién, antes de confiar al nuevo obispo la "ardua tarea de edificar la iglesia en San Sebastián".
Munilla no hizo ninguna referencia directa a la polémica suscitada por su nombramiento como obispo de San Sebastián pese a que alrededor del 70% de los sacerdotes guipuzcoanos publicaron un manifiesto en el que expresaban su malestar por esta elección.
La polémica trascendió en los últimos meses el ámbito de la Iglesia ya que representantes institucionales y políticos del PNV, el PSE y el PP, además de otras agrupaciones sociales, han manifestado también posiciones encontradas acerca del nombramiento de Munilla.
José Ignacio Munilla pidió este sábado "comprensión" a la sociedad vasca, tras ser nombrado obispo de San Sebastián en la catedral del Buen Pastor durante una misa solemne presidida por el Nuncio Renzo Fratini, presentándose ante los fieles como "pobre y humilde".
El Nuncio Renzo Fratini presidió esta ceremonia en la catedral de la capital guipuzcoana, a la que asistieron el antecesor de Munilla, Juan María Uriarte, alrededor de 40 obispos y varios representantes institucionales como la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, el alcalde de Zumarraga (Gipuzcoa), Mikel Serrano (PSE), y el secretario general del PP vasco, Carmelo Barrio.
El nuevo obispo se presentó como "pobre y humilde" ante los presentes y expresó su "deseo" y "disposición" de trabajar "de forma que todos juntos" sirvan a Cristo "sumando esfuerzos al proyecto pastoral diocesano de una Iglesia al servicio del Evangelio", en una catedral abarrotada de fieles que ya ocupaban todos los asientos del templo una hora y media antes de que comenzara la ceremonia, a las 12.00 horas.
Los asistentes dieron un aplauso de bienvenida de unos ocho minutos de duración antes de que Munilla tomara la palabra como obispo de la Diócesis donostiarra para manifestar su "sensación" de que las expectativas que podían tener muchos de los presentes en su recibimiento serían "muy superiores a lo que quepa esperar" de él. "Caminaremos juntos, creciendo en comunión entre nosotros, en plena apertura y obediencia a la orientaciones de nuestro querido papa, Benedicto XVI", avanzó Munilla.
El obispo hizo también referencia a la "presión que se genera en ciertos momentos" y al "factor mediático" que, desde su punto de vista, "contribuye fácilmente a construir castillos en el aire", a "engrandecer" a quienes, "lejos de ser supermanes, tan sólo son unos peregrinos más en el camino de la vida", y a "juzgar como demonios a quienes simplemente comparten nuestra misma condición pecadora".
"BUENA ACOGIDA"
Munilla agradeció a los donostiarras su buena acogida, aunque señaló que le resultaba "un tanto desproporcionada" y que ha sido "sobredimensionada por las circunstancias".
También agradeció "todo" lo recibido a la Iglesia, especialmente a la Diócesis de San Sebastián, en la que ejerció el ministerio sacerdotal, y a la de Palencia, de la que se despidió recientemente para ocupar su actual cargo en la capital guipuzcoana, así como a los miembros de su familia, algunos de ellos presentes en la ceremonia.
A las 12.30 horas, el Nuncio hacía entrega del báculo y de la mitra a Munilla, quien recibía en ese momento la larga ovación de los feligreses, la mayor parte donostiarras, pero también llegados en diferentes autobuses desde Palencia y Zumarraga.
Renzo Fratini destacó por su parte el "acerbo espiritual católico" de la iglesia vasca y sus misioneros, saludó a Munilla y Uriarte, así como al obispo emérito José María Setién, antes de confiar al nuevo obispo la "ardua tarea de edificar la iglesia en San Sebastián".
Munilla no hizo ninguna referencia directa a la polémica suscitada por su nombramiento como obispo de San Sebastián pese a que alrededor del 70% de los sacerdotes guipuzcoanos publicaron un manifiesto en el que expresaban su malestar por esta elección.
La polémica trascendió en los últimos meses el ámbito de la Iglesia ya que representantes institucionales y políticos del PNV, el PSE y el PP, además de otras agrupaciones sociales, han manifestado también posiciones encontradas acerca del nombramiento de Munilla.
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