Gran emoción en la lectura de los nombres de las casi 3.000 vícitmas
REUTERS/Brian Snyder
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Con un minuto de silencio a las 14.46 hora española, momento en el que el primer avión impactó contra la Torre Norte del World Trade Center, ha comenzado el emotivo homenaje que tiene lugar en la Zona Cero en el décimo aniversario del 11-S, el atentado que conmocionó al mundo y provocó grandes consecuencias económicas, sociales y políticas. El segundo avión se estrelló contra la otra Torre Gemela poco después, a las 15.03 (09.03 hora local).
Michael Bloomberg, alcalde de la ciudad, ha dado paso a este momento, el más emotivo de una ceremonia que ha comenzado con el himno de Estados Unidos interpretado por el coro de Brooklyn.
"Diez años han pasado desde aquel día de azul cristalino y, desde entonces, hemos vivido en parte en la luz y en la sombra", ha dicho el primer edil de la Gran Manzana para introducir el primer minuto de silencio de la ceremonia, "una oportunidad para honrar y recordar".
Palabras de Obama
Después, el presidente de EE.UU., Barack Obama, ha subido al estrado para recitar el Salmo 46 de la Biblia: "Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar".
Con el semblante serio y de riguroso negro, el mandatario estadounidense continuó recitando: "Bramaron las naciones, titubearon los reinos, Dio él su voz, se derritió la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob".
A continuación, se han leído uno a uno los nombres de las víctimas de aquel fatídico día en el que Al Qaeda acabó con la vida de casi 3.000 personas.
La ceremonia se está desarrollando con "mucho simbolismo y en un entorno especialmente engalonado" en el que se escucha música y se leen pasajes literarios, según informa la corresponsal en Nueva York de TVE, Gemma García.
Visita a Pensilvania y el Pentágono
Mientras el homenaje sigue celebrándose en Nueva York, donde tras los actos quedará inaugurado de forma oficial el monumento a las vícitmas en la Zona Cero, Obama se ha trasladado al lugar en el que un cuarto avión se estrelló a las 10.03 hora local en Pensilvania.
Este vuelo fue el único que consiguió comunicarse con la torre de control al ser secuestrado y se estrelló en un descampado, antes de que pudiese llegar a su objetivo. Los pasajeros que viajaban en el aparato, 40 personas, murieron al amotinarse contra los terroristas que les habían secuestrado.
Por último, Obama depositará una corona de flores en el Pentágono, donde murieron 125 personas que trabajaban en el edificio que simboliza la fuerza la seguridad estadounidense. Contra la institución impactó a las 9.37 hora local (15.37 en la península) el tercer avión secuestrado, matando además a las 64 personas que iban a bordo.
Bush y Obama llegan juntos
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su esposa, Michelle, han llegado a la 'Zona Cero' de Nueva York junto al expresidente George W. Bush y su mujer, Laura, para conmemorar el décimo aniversario de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
A su llegada al Memorial del 11-S, el parque construido en memoria de víctimas, los cuatro se pararon frente a una de las inmensas fuentes construidas en el lugar exacto donde se erigían las Torres Gemelas.
Allí han visto los nombres de las víctimas, que están grabados en las placas de bronce que rodean esas fuentes, y luego se han dirigido a saludar y abrazar a los familiares de los muertos en aquellos atroces atentados, de los que este domingo se cumplen diez años.
Extremas medidas de seguridad se han aplicado en Nueva York después de que las autoridades alertaran de que la ciudad se encuentra bajo una amenaza "creíble y específica", aunque no corroborada, de atentado en este décimo aniversario del 11-S.
Por ahora el único incidente de relevancia desde que se dio la alerta se ha producido este sábado, cuando se evacuó parte del aeropuerto Dulles de Washington al detectarse un paquete sospechoso que finalmente resultó ser una falsa alarma.
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