Los vecinos, contra el derribo del local de Miguel Sánchez por Costas
Los vecinos, contra el derribo del local de Miguel Sánchez por Costas
Casi medio siglo después de que Miguel Sánchez Andreu, conocido como Mariche, levantara su pescadería medio en tierra medio en mar, Costas le anuncia su final. Funcionarios de la Demarcación de Costas del Estado informaron anteayer a Miguel Sánchez Martínez, nieto del fundador de la Pescadería de Miguel, que en los próximos días se efectuaría el derribo del negocio por la caducidad de la concesión que en su día obtuvo para ocupar parte de la franja de dominio público marítimo terrestre.
«Allá por 1995 ya caducó, aunque la concesión inicial fue por 99 años. Pero la Ley de Costas la rebajó a 25», explica el propietario. El restaurante marinero donde estrellas como Julio Iglesias o Van Morrison han degustado el caldero del Mar Menor o los pescados y mariscos más sencillamente cocinados, tiene sus horas contadas.
Tres órdenes ministeriales permitieron que este negocio familiar compuesto por una típica pescadería con restaurante anexo, hundiera sus cimientos casi en el agua marina y lo expandiera después con un corredor y una terraza. Su dueño actual cree que «aún nos cabe recurso en la Audiencia Nacional y lo vamos a llevar a cabo», aunque la orden de desalojo ha sido rotunda, de modo que ya han sacado muebles y enseres. Sólo las máquinas del hielo y los frigoríficos quedan en el histórico restaurante.
Sin respuesta de Costas
La alcaldesa Pepa García marcó ayer repetidas veces el teléfono de la jefa de Costas, Francisca Baraza, en busca de una solución menos drástica. «Las gestiones con Costas para evitar esta situación ya las llevamos desde hace meses», explicó ayer el concejal de Turismo, Jesús Montesinos. De momento, el dueño ayer desconocía cuándo se presentará la pala. «Esto es mi casa, mi trabajo, mi vida; aquí he crecido», decía conteniendo la emoción. «No lo esperaba, por eso no busqué otra ubicación, porque pensaba que esto llegaría dentro de tres o cinco años, ya que siempre buscábamos otra prórroga o adaptación de proyecto», explica.
De hecho, él y su negocio vecino, La Lonja del Mar Menor, han perfilado una propuesta didáctico-gastronómica para salvar a las viejas pescaderías, aunque nada parece frenar ya el proceso de Costas para reponer la franja de dominio público.
Sánchez ha quemado ya más de 16 años de abogados y peticiones de prórrogas, pero ayer ya habló a sus siete empleados de cierre y despedida. «El pescado se lo he regalado a mi vecino, ya no queda nada dentro», decía mirando la vieja construcción marinera, aunque Miguel Sánchez no vive solo el fin de su negocio. «¿Quieres que nos quedemos esta noche a vigilar, Miguel?», le decían ayer algunos amigos que llegaron a mostrar su malestar por la orden de Costas.
Decenas de vecinos acudieron ayer por la tarde a concentrarse a las puertas del clásico local de La Ribera, destino de miles de turistas en las últimas décadas. «La Ribera se hundirá del todo sin sus lonjas», «¿qué nos queda si tiran la pescadería?», «los turistas dejarán de venir», eran los comentarios más oídos entre los corrillos de vecinos.
El portavoz del PP, Juan Martínez Pastor, apostilló además que «esto llega en el peor momento». La inquietud de los vecinos mira hacia la hilera de tiendas cerradas en los dos últimos años. Saben que en plena crisis, la desaparición de uno de sus principales focos de atracción turística puede generar un parón en el resto de cajas registradoras, ya que Miguel era un negocio imán, adonde numerosos visitantes llegaban exclusivamente a comer en su austero comedor pegado al mar.
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